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ESTADOS UNIDOS.- — La Universidad de Harvard cosechó una victoria legal significativa este viernes, luego de que la jueza federal Allison Burroughs emitiera una orden judicial preliminar que impide al gobierno de Donald Trump anular su certificación para recibir alumnos y académicos internacionales.
Esta decisión frena, de manera indefinida, la orden del gobierno emitida el 22 de mayo, que buscaba expulsar a la universidad del Programa de Estudiantes y Visitantes de Intercambio (SEVP, por sus siglas en inglés), administrado por el Departamento de Seguridad Nacional (DHS).
“La orden de la Corte permite a Harvard seguir inscribiendo a estudiantes y académicos internacionales mientras el proceso legal continúa. Harvard seguirá defendiendo sus derechos, y los derechos de sus estudiantes y académicos”.
La universidad presentó una demanda contra el Departamento de Seguridad Nacional poco después de la revocación. Según sus abogados, la decisión gubernamental fue arbitraria, con trasfondo político y en represalia por las críticas que la universidad ha dirigido a la administración Trump.
Harvard también alertó que sin el programa SEVP, los estudiantes extranjeros quedarían fuera de la institución.
Aunque el fallo no impide que el gobierno siga un proceso formal de revisión, sí prohíbe que se aplique la revocación del SEVP mientras el caso esté en curso. La jueza Burroughs aclaró en su orden que:
“Los demandados no tienen prohibido revisar el cumplimiento de Harvard con las regulaciones federales, ni solicitar información de forma rutinaria. Pero no pueden implementar ni aplicar la revocación del 22 de mayo”.
Pocas horas después del fallo, el presidente Trump publicó un mensaje en Truth Social insinuando que podría anunciarse un acuerdo con la universidad en los próximos días.
“Hemos estado trabajando de cerca con Harvard, y es muy posible que se anuncie un acuerdo la próxima semana. Si se concreta en los términos actuales, será un acuerdo histórico, y muy bueno para nuestro país”, escribió.
Trump también elogió la actitud de la universidad durante las negociaciones, señalando que sus autoridades “actuaron de forma extremadamente apropiada” y están comprometidas con “hacer lo correcto”.
Este conflicto se inscribe en una serie de tensiones entre la universidad y la administración Trump. En meses recientes, funcionarios del gobierno acusaron a Harvard de no combatir adecuadamente el antisemitismo en el campus, y exigieron que eliminara lo que catalogaron como “prácticas racistas de diversidad, equidad e inclusión”.
La orden judicial de este viernes no solo representa un respiro para los estudiantes extranjeros, sino también un precedente importante en la defensa de la autonomía universitaria frente a presiones políticas.
El caso seguirá su curso en los tribunales, pero mientras tanto, Harvard podrá seguir recibiendo a estudiantes internacionales sin interrupciones.
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