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Santo Domingo.- Sentirse muy fatigado, con falta de energía y ánimo, aletargado, sin deseos de levantarse de la cama y con tardanza para reaccionar, son señales de un episodio de fatiga emocional, una sensación de agotamiento y desgaste profundo a nivel emocional que surge como resultado de un estrés prolongado vinculado a una sobrecarga de situaciones desafiantes en la vida.
“Es como si nuestras reservas emocionales se hubieran agotado, disminuyendo de forma gradual nuestra energía para afrontar el día a día”, explica el psicólogo clínico y de salud Amaury Ramírez, encargado de la Unidad de Salud Mental del Centro de Salud Fundación Activo 2030.
Aclara que no se trata solo de estar cansado, sino de una incapacidad para manejar las emociones de forma efectiva, lo que puede manifestarse en diversos ámbitos de la vida.
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Explicó que la fatiga emocional puede afectar a las personas de diversas maneras, incrementando la irritabilidad, ansiedad y depresión, desconexión, falta de motivación, sentirse con cansancio persistente, ocasionando problemas de sueño, dolores físicos, dificultad para concentrarse, problemas de memoria, dificultad para tomar decisiones, reducción de la productividad en el trabajo o estudio.
Mientras que en las relaciones personales, puede llevar a distanciamiento emocional con familiares, falta de interés en actividades compartidas, distanciamiento emocional e inclusive disminución o falta de interés vinculado a la intimidad.
Cansancio, estrés cotidiano y fatiga emocional
El doctor Ramírez comentó que el cansancio es una sensación de falta de energía que se relaciona con el descanso, el sueño o la reducción de actividad, mientras que el estrés cotidiano es una respuesta a demandas y presiones de la vida, provocada por eventos específicos o una acumulación de tensiones. En tanto que la fatiga emocional es un estado de agotamiento extremo, más allá del cansancio o el estrés.
Fatiga emocional y el contexto laboral
De acuerdo al también psicólogo organizacional, la fatiga emocional en el contexto laboral es un problema significativo, asociado con el síndrome de burnout. Esto puede ser causado por factores como la carga de trabajo, el ambiente laboral y cultura organizacional, así como, la falta de apoyo, conflictos interpersonales, falta de reconocimiento o recompensas, inseguridad laboral, condiciones físicas de trabajo deficientes, y desequilibrio entre vida personal y laboral.
Señala que la fatiga emocional es más propensa en profesionales y sectores que enfrentan contacto constante con el sufrimiento humano, altas demandas emocionales, jornadas largas, y/o falta de control y reconocimiento. Los principales incluyen médicos, enfermeros, psicólogos, terapeutas, docentes y personal educativo, trabajadores sociales y profesionales de servicios de emergencia.
Para prevenir la fatiga emocional y el estrés laboral constante, el especialista realiza las siguientes recomendaciones:
Establece límites claros:
Evita llevar trabajo a casa o revisar correos fuera de tu horario. Es crucial tener un tiempo para desconectar.
Aprende a decir “no”: Si ya tienes una carga de trabajo considerable, no te sientas obligado a aceptar tareas adicionales que te sobrecarguen.
Evita el “siempre disponible”: No respondas inmediatamente a cada mensaje o llamada, especialmente fuera de tu jornada. Permítete pausas.
Prioriza tu bienestar
Duerme lo suficiente: La falta de sueño es un gran catalizador del estrés. Intenta mantener una rutina de sueño regular.
Aliméntate saludablemente: Una dieta equilibrada impacta directamente tu energía y estado de ánimo.
Haz ejercicio regularmente: La actividad física es una excelente válvula de escape para el estrés y mejora tu estado de ánimo.
Dedica tiempo a tus hobbies e intereses: Tener actividades fuera del trabajo que disfrutes te ayuda a recargar energías y a desconectar.
Gestiona tu trabajo de forma efectiva
Organiza tus tareas: Utiliza listas, agendas o herramientas de gestión de proyectos para mantener un control sobre tus responsabilidades y evitar sentirte abrumado.
Prioriza lo importante: Identifica las tareas más críticas y enfócate en ellas primero. No todo requiere la misma urgencia.
Delegar cuando sea posible: Si tienes la opción, comparte la carga de trabajo. No tienes que hacerlo todo tú mismo.
Toma descansos regulares: Levántate, estírate, camina un poco. Pequeños descansos durante el día pueden mejorar tu concentración y reducir la tensión.
Cultiva conexiones y apoyo
Mantén contacto con amigos y familiares: Un buen sistema de apoyo personal es fundamental para compartir preocupaciones y sentirte comprendido.
Comunícate con tus compañeros y supervisores: Si te sientes abrumado, habla con tu equipo o tu jefe. A veces, solo expresar lo que sientes puede aliviar la presión.
Considera buscar ayuda profesional: Si el estrés es persistente y sientes que no puedes manejarlo por tu cuenta, un terapeuta puede ofrecerte estrategias y herramientas específicas.
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