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La enfermedad renal crónica a menudo avanza sin dar señales durante años. Por eso, es fundamental establecer hábitos que protejan la función renal desde temprano.
Los riñones son órganos esenciales que filtran los desechos y el exceso de líquidos de la sangre, controlan la presión arterial y equilibran minerales vitales. No obstante, muchas personas no prestan atención a su salud renal hasta que surge un problema.
La enfermedad renal crónica suele progresar de forma silenciosa durante años. De ahí la importancia de adoptar hábitos que protejan la función renal desde temprano.
– Mantente bien hidratado, pero sin pasarte: el agua ayuda a los riñones a eliminar toxinas eficientemente. Se aconseja una ingesta adecuada de líquidos, sobre todo agua, que varía según el clima, la actividad física y las condiciones de salud. La orina clara o ligeramente amarilla suele ser un buen indicativo de hidratación adecuada.
– Controla la presión arterial y el azúcar en sangre: La hipertensión arterial y la diabetes son las principales causas de enfermedad renal crónica. Realiza controles regulares y sigue el tratamiento indicado por tu médico. Una presión arterial óptima debe mantenerse por debajo de 130/80 mmHg.
– Modera el consumo de sal y proteínas: El exceso de sal puede aumentar la presión arterial y sobrecargar los riñones. Reduce los alimentos procesados y embutidos. También es importante equilibrar el consumo de proteínas (carne, pollo, pescado, huevos) para no sobrecargar la función renal, sobre todo en personas con daño renal inicial.
– Evita el uso excesivo de medicamentos sin prescripción médica: Analgésicos como los antiinflamatorios no esteroideos (ibuprofeno, diclofenac, naproxeno) pueden dañar los riñones si se consumen con frecuencia o en dosis altas. Consulta siempre antes de automedicarte.
– Mantén un peso saludable y haz ejercicio con regularidad: La obesidad es un factor de riesgo para enfermedad renal, diabetes e hipertensión. Una rutina de ejercicio moderado al menos 30 minutos al día, cinco veces a la semana, puede ayudar a mantener tus riñones sanos.
– Evita el tabaco y limita el alcohol: Fumar disminuye el flujo sanguíneo renal y acelera el deterioro de la función renal. El consumo excesivo de alcohol también puede alterar la presión arterial y afectar negativamente los riñones.
– Realiza chequeos médicos preventivos: Si tienes antecedentes familiares de enfermedad renal, diabetes o hipertensión, es recomendable hacer análisis de sangre y orina de forma periódica para detectar problemas a tiempo.
Conclusión: Cuidar la salud de los riñones es una inversión a largo plazo. Adoptar un estilo de vida saludable, mantener controles médicos y estar atento a los factores de riesgo puede marcar la diferencia entre una vida plena o una enfermedad crónica que comprometa tu bienestar. Los riñones trabajan silenciosamente por ti cada día: protégelos.
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