Este contenido fue hecho con la asistencia de una inteligencia artificial y contó con la revisión del editor/periodista.
A pesar de los progresos, en muchas zonas la seguridad y acceso a sangre es todavía restringido. De las 118 millones de donaciones anuales, el 42 % se origina en países con altos ingresos, donde reside solo el 16 % de la población global. Varios países con bajos ingresos no examinan toda la sangre donada y carecen de sistemas de vigilancia.
Entre los obstáculos se encuentran: políticas nacionales poco claras, carencia de donantes voluntarios (los más seguros), fallos en las pruebas de detección y compatibilidad, uso clínico inapropiado y falta de fondos.
Sistemas nacionales bien estructurados con recursos perdurables.
Regulación efectiva para asegurar calidad y seguridad.
Servicios de transfusión eficientes y bien gestionados.
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Optimización del uso clínico de la sangre mediante gestión del paciente.
Hemovigilancia y farmacovigilancia respaldadas por datos fiables.
Alianzas estratégicas a nivel nacional e internacional.
También, se enfatiza la importancia de conocer el perfil demográfico de los donantes. Solo el 33 % de las donaciones son de mujeres, y en ciertos países apenas llegan al 10 %. En los países de ingresos bajos y medios, los jóvenes son quienes más donan.
La clave para un suministro apropiado es fortalecer la donación voluntaria y no remunerada.
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