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Así lo detalla el más reciente reporte del Fondo de Población de las Naciones Unidas (UNFPA), que enumera entre estos impedimentos la condición de salud por enfermedades crónicas o dificultades para concebir; las preocupaciones sobre el estado del mundo, como guerras y degradación ambiental, y la falta de una pareja estable.
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De esta manera, la principal conclusión del informe “Estado de la Población Mundial 2025” del UNFPA, “La verdadera crisis de fecundidad: Alcanzar la libertad reproductiva en un mundo de cambios”, no es el rechazo a la maternidad o paternidad sino las barreras económicas y sociales que dificultan materializar sus anhelos.
La investigación del UNFPA y la empresa de demoscopia YouGov, puso de relieve que un porcentaje muy alto de hombres y mujeres en todos los países estudiados y ubicados en todas las regiones del mundo, no pueden satisfacer sus aspiraciones en materia de fecundidad.
Allí, además de las limitaciones por precios altos para compra y alquiler de vivienda, se añadieron las opciones insuficientes o de baja calidad para el cuidado infantil.
Para el estudio se realizaron encuestas en línea donde participaron más de 14,000 adultos de 14 países, que en conjunto suman más del 37% de los habitantes del planeta. En el caso de América, los países encuestados fueron Estados Unidos, México y Brasil.
Con estas indagaciones se buscaba conocer tanto las aspiraciones en fecundidad como entender las dificultades que pudieran enfrentar para lograrlo, siendo común encontrarse con obstáculos para evitar embarazos y para concretarlos.
El informe señala que ahora vivimos en una realidad de diversidad demográfica, pues algunos países aún se caracterizan por altas tasas de fecundidad mientras otros están en retroceso, además, ciertos países registran altos índices de inmigración al tiempo que en otros predomina la emigración.
Respecto al número de hijos que una persona desea, la respuesta más común en todos los países fue dos hijos. Sin embargo, se suele culpar a la mujer de la situación cuando, según la Unfpa, estas en su día a día apenas tienen oportunidad de ejercer verdaderamente su libertad reproductiva sin restricciones.
En el caso específico de República Dominicana, la tasa de fecundidad a este año se sitúa en 2,2, es decir, que en el país una mujer durante su vida tiene un promedio de 2 hijos.
En ese contexto, República Dominicana, Bolivia y Nicaragua aún tienen tasas de fecundidad por encima del nivel de reemplazo (2.1 hijos por mujer) y cuentan con poblaciones jóvenes, por lo que pueden aprovechar las oportunidades que brinda el bono demográfico.
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Cuando se habla de nivel de reemplazo se hace referencia al promedio de hijos que una mujer debe tener para que el tamaño de una población se mantenga estable y dependerá de la tasa de mortalidad, la migración y la proporción entre los sexos de los recién nacidos.
A nivel local, el 66% de los 11,5 millones de habitantes se encuentra en el rango de edad de los 15 a 65 años.
En República Dominicana, hay retos importantes vinculados a la reproducción, destacando el embarazo adolescente y la mortalidad materna. De esta última se calcula una tasa de 124 por cada 100,000 nacidos vivos, superando el promedio regional de América Latina.
Asimismo, el país registra una de las tasas más altas de embarazo adolescente en la región, con 77 nacimientos por cada 1000 mujeres entre 15 y 19 años. Cada hora, tres adolescentes se convierten en madres en el país, según los registros de eventos obstétricos en los servicios públicos de salud.
El Fondo de Población descubrió hace tiempo que muchas mujeres no tienen ni voz ni voto respecto a su reproducción y, en ese sentido, proyecciones de más de 150 países, indican que casi más de la mitad a nivel global no son intencionales.
Natalia Kanem, directora ejecutiva del UNFPA, enfatizó la importancia de garantizar la salud sexual y reproductiva de las mujeres, incluyendo atención de fertilidad asequible, licencia familiar remunerada y otros aspectos.
De acuerdo al informe de UNFPA, 1 de cada 3 adultos encuestados o sus parejas han experimentado un embarazo no deseado, mientras que 1 de cada 5 personas reporta haber sido presionado para tener hijos cuando no querían.
El informe concluye que la crisis de fecundidad no reside en la falta de deseo de tener hijos, sino en las circunstancias que lo impiden. La libertad reproductiva sigue siendo un privilegio para muchos, y no un derecho asegurado.
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