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Desde Talca, París y Londres — o mejor dicho, “Talca se parece a Londres”, como reza el dicho local — , la Región del Maule es de lo más notoria. Todo lo contrario: con el tiempo se ha vuelto una fuente inagotable de memes, “trolleos” y bromas virales, que van desde el mítico “cambio de bebés” hasta el primer caso de COVID en Chile, pasando por los ya famosos completos mojados. Pero más allá de ese folclore digital que nos divierte (y a veces nos molesta), el Maule posee una identidad profunda que no se agota en el chiste fácil.
Situada en el corazón geográfico de Chile, nuestra región no solo tiene costa, valle y cordillera, sino también una riqueza cultural y productiva única. Somos herederos de una tradición campesina viva: la trilla a yegua suelta, el chancho en piedra, el chivo cordillerano, el queso de Chanco y el festival de la guinda de Romeral no son solo festividades, son expresiones de un modo de vida que resiste el olvido.
Económicamente, el Maule es potencia agrícola y agroindustrial. Las mejores frutas y vinos del país — sí, los mejores — nacen aquí, en los valles de Curicó y Maule. Nuestras aguas riegan campos y mueven turbinas. Y en turismo, no nos falta nada: parques como Radal Siete Tazas y Altos de Lircay, playas como Curanipe, Constitución, Duao, La Pesca, el lago Vichuquén y la Laguna del Maule, termas, viñas y hasta un ramal ferroviario que parece salido de otra época y que sigue vigente, Talca – Constitución como símbolo de lo que somos.
Por eso, cuando el Presidente Gabriel Boric anunció en su reciente cuenta pública la urgencia para la ley de Regiones Más Fuertes, no pudimos evitar pensar: ya era hora.
Con nuevas fuentes de financiamiento, mejor planificación del gasto y más transparencia, regiones como la nuestra pueden crecer con justicia y equidad. Queremos buses eléctricos como en Concepción, conectividad 5G entre las 338 comunas anunciadas y presencia efectiva del Estado, del gobierno regional y participación ciudadana en el desarrollo de nuestra región, no solo cuando somos noticia por algún “troleo”.
El Maule no es solo un punto en el mapa ni un meme más en redes sociales. Es una región con historia, cultura, trabajo y futuro. Que nos sigan “molestando” por los completos, no importa. Nosotros seguimos sembrando, cosechando, creando y soñando.
Desde Talca, París y Londres… acá seguimos, firmes, con los pies en la tierra y la mirada puesta en el desarrollo que nos merecemos.
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