Salud

El 90% de los casos de cistitis intersticial se da en mujeres

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El síndrome de vejiga dolorosa provoca dolor, presión o malestar en la vejiga y en la zona pélvica.

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El síndrome de vejiga dolorosa provoca dolor, presión o malestar en la vejiga y en la zona pélvica. Síntomas: Necesidad de orinar, más de 40 veces diarias en casos graves. – La cistitis intersticial, también conocida como síndrome de vejiga dolorosa, es una enfermedad de carácter crónico que ocasiona dolor, presión o molestias en la vejiga y en el área pélvica. A diferencia de una infección urinaria común, no se origina por bacterias, aunque sí puede generar síntomas similares que perduran en el tiempo y afectan de forma importante la calidad de vida. Según la uróloga y experta en suelo pélvico, Merycarla Pichardo, esta afección es mucho más frecuente en mujeres, destacando que “hasta el 90% de los casos se presentan en el sexo femenino, sobre todo entre los 30 y 50 años”. Al hablar del diagnóstico, la doctora explica que se realiza descartando otras causas como infecciones urinarias, cálculos o tumores y que se emplean estudios como análisis de orina, cistoscopía, urodinamia o pruebas con instilaciones vesicales. Aclara que aún se desconoce la causa exacta, pero se cree que pueden existir múltiples factores involucrados, tales como alteraciones en el revestimiento de la vejiga, disfunciones del sistema inmunológico, inflamaciones crónicas o incluso antecedentes de traumas o cirugías pélvicas. En algunos casos, también puede estar asociada a otras enfermedades como el síndrome de intestino irritable o la fibromialgia. Describe que los síntomas más comunes son: dolor o presión en la vejiga, que empeora a medida que se llena, necesidad urgente y frecuente de orinar, incluso más de 40 veces al día en casos severos, dolor durante las relaciones sexuales, sensación de ardor o molestias al orinar y los síntomas pueden variar entre pacientes y fluctuar en intensidad. Pichardo, quien es miembro del grupo Urus, afirma que esta patología no tiene una cura definitiva, pero sí se puede controlar, ya que el tratamiento se adapta a cada paciente e incluye cambios en la dieta, fármacos orales (como analgésicos, antihistamínicos o relajantes de vejiga), tratamientos intravesicales (instilaciones directamente dentro de la vejiga), fisioterapia pélvica. Y en casos más severos, se pueden considerar tratamientos quirúrgicos. El enfoque es siempre multidisciplinario y progresivo. Para mejorar la condición, recomienda evitar alimentos irritantes como café, alcohol, cítricos, tomates, especias o bebidas carbonatadas, lo cual puede reducir los síntomas. Además, las técnicas de manejo del estrés, los ejercicios de relajación y la fisioterapia del suelo pélvico son muy beneficiosos. Finalizó diciendo que, aunque es una condición crónica, muchos pacientes logran llevar una vida normal con un tratamiento adecuado. Manifestó que la cistitis intersticial no es solo “una cistitis más”. Muchas mujeres y hombres sufren en silencio, creyendo que deben acostumbrarse al dolor o a ir constantemente al baño. El diagnóstico temprano y el enfoque integral pueden cambiar radicalmente la vida de estos pacientes.

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