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El corte de luz derribó la señal móvil en media España y evidenció sus flaquezas

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Un fallo masivo en la red eléctrica ibérica causó una serie de desconexiones que afectó a la infraestructura de telecomunicaciones en buena parte del país.

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Cádiz (1973) Redactor y editor, experto en tecnología. Escribe profesionalmente desde 2017 para medios y blogs en español.

El 28 de abril de 2025 será recordado como el día en que las redes móviles españolas sufrieron uno de los peores colapsos de su historia reciente. Un fallo masivo en la red eléctrica ibérica causó una serie de desconexiones que afectó a la infraestructura de telecomunicaciones en buena parte del país. Según un informe de Ookla, el impacto fue enorme: más de la mitad de los usuarios de móvil en muchas zonas de España se quedaron sin cobertura total durante el apagón.

La investigación ofrece datos geográficos sobre cómo evolucionó la desconexión, mostrando cómo las redes móviles dependen del suministro eléctrico. Cuando este se interrumpe, el sistema se viene abajo.

Caídas en cascada por falta de autonomía energética

Las primeras caídas se registraron 30 minutos tras el inicio del apagón. Zonas con poca o nula autonomía energética, como células pequeñas en áreas urbanas densas o emplazamientos rurales sin respaldo, fueron las primeras en quedar inoperativas. En solo dos horas, el operador más afectado tenía al 12 % de sus usuarios fuera de servicio.

A lo largo de la tarde, las baterías de los macroemplazamientos se fueron agotando. A las 21:00 horas, el corte llegó a su punto máximo, más de la mitad de los usuarios móviles españoles estaban sin servicio. Los gráficos de Ookla comparan esta evolución con una “curva de infección”, mostrando cómo los cortes crecieron, se propagaron y luego comenzaron a disminuir con la reenergización de la red eléctrica.

Vodafone resistió mejor, Movistar tardó más

El informe también revela diferencias importantes entre operadores. Vodafone tuvo el pico de cortes más bajo y temprano, lo que sugiere una estrategia de cobertura más amplia pero con reservas energéticas menos profundas. Orange, por otro lado, alcanzó su peor momento más tarde, pero con un corte más pronunciado, debido a priorizar el respaldo en menos emplazamientos clave.

Movistar se situó entre ambos en cuanto a impacto inicial, pero tardó casi el doble que sus competidores en reducir la cifra de usuarios sin servicio a niveles normales, algo que podría deberse a su fuerte presencia en zonas rurales, donde la recuperación es más compleja.

La lección es que sin energía no hay red

El apagón fue una llamada de atención sobre la fragilidad de nuestras redes móviles. Las estrategias de gestión energética, como el uso de generadores, la reducción de la potencia de transmisión o la desconexión temporal de tecnologías como el 5G para ahorrar batería, fueron cruciales. Pero también demostraron sus límites.

Los datos de Ookla dejan claro que, sin una buena planificación de resiliencia energética, ni siquiera los operadores mejor preparados pueden garantizar la continuidad del servicio en un apagón largo. La instalación de baterías más potentes, generadores estratégicos y medidas de gestión activa ya no son opcionales, sino esenciales.

Marruecos evidencia otra fragilidad del sistema

Curiosamente, las redes móviles marroquíes no sufrieron problemas, ya que su red eléctrica se mantuvo estable. Sin embargo, experimentaron una fuerte degradación del servicio porque gran parte de su tráfico internacional depende de infraestructuras en España. Al colapsar los centros de datos y routers españoles, la conexión desde Marruecos también se vio afectada.

Esto demuestra que la resiliencia de una red no solo depende de su alimentación eléctrica, sino también de su estructura internacional. Disponer de rutas alternativas, como fibras submarinas hacia Francia o Italia, puede ser tan importante como tener un buen generador en cada torre.

Redes móviles ante una nueva era de incertidumbre

El apagón ibérico ha servido como prueba para las operadoras. Y el resultado deja claro que la resiliencia ya no es un extra, sino una parte esencial del diseño de red. Las autoridades de países como Noruega o Finlandia ya están impulsando normativas para exigir más solidez en este aspecto. En España, los datos del 28 de abril deberían acelerar esa conversación.

Mientras tanto, los operadores deberán replantear cómo despliegan sus sistemas de respaldo y si es posible mantener la cobertura móvil incluso durante emergencias prolongadas. Porque, cuando todo falla, es cuando más se necesita hacer una llamada.

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