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El estudiante puede aprender más en pocas horas con un Preceptor que en diez años a base de prueba y error, sin guía alguna. Emanuel Lasker.
Un Entrenador de cualquier deporte debe ser una persona con una formación técnica completa, con experiencia como deportista y preparado para transmitir sus conocimientos con metodología, pedagogía y fundamento, para que el discípulo pueda asimilar las enseñanzas y lograr resultados destacados.
El Entrenador es quien guía, dirige y supervisa la formación y el entrenamiento de sus alumnos, y en el Ajedrez, debe enseñar los elementos fundamentales del juego: Estrategia, Táctica, Finales, sin olvidar la herencia ajedrecística de los Clásicos y la Cultura Ajedrecística. Igualmente, debe saber seleccionar el material y las bases de datos para elaborar un correcto Repertorio de Aperturas. Tampoco debe descuidar la preparación física y psicológica del discípulo.
El Preceptor debe poseer una aceptable Cultura Ajedrecística que le permita enriquecer diversos aspectos al impartir la clase. Es decir, tener una base técnica y cultural con los conocimientos necesarios para poder abordar con amplitud los elementos y detalles del tema que está enseñando.
Como Guía del Juego Ciencia, no tiene que superar al alumno en ELO, ni en el nivel de juego sobre el tablero, pero sí debe “saber mucho ajedrez” para poder captar y trabajar sobre los puntos débiles y fuertes de sus alumnos para hacerlos progresar.
Complementando los principios anteriores, un Entrenador debe poseer las siguientes características:
* Capacidad analítica: Debe ser capaz de analizar las partidas de sus alumnos para identificar a fondo sus puntos fuertes y débiles.
* Empatía: Debe posibilitar una buena conexión con sus alumnos y entender sus necesidades.
* Motivación: Saber motivar a sus alumnos para que mejoren su juego e inculcarles la pasión por el ajedrez.
* Adaptabilidad: Debe ser capaz de adaptarse a las necesidades y personalidad de sus discípulos.
* Creatividad: Debe ser capaz de desarrollar planes de entrenamiento personalizados.
* Capacidad de comunicación: Debe ser capaz de explicar sus ideas de manera clara, sencilla y con facilidad de expresión para que los alumnos capten mejor las enseñanzas.
Un buen Entrenador de ajedrez puede trabajar con alumnos de cualquier nivel, desde principiantes hasta jugadores avanzados.
El Entrenador no tiene necesariamente que jugar mejor que sus alumnos. Por ejemplo, tenemos el caso del MI Alexander Nikitin que entrenó, entre otros, al 13º Campeón mundial Garry Kasparov. Asimismo, el MI Mark Dvoretsky, que ganó gran reputación por preparar a jugadores de la élite mundial como Viswanathan Anand y Veselin Topalov; sus libros son de referencia obligatoria para aprender de un ajedrez superior.
Si un Entrenador es el más fuerte de su grupo, y sus alumnos no lo superan en la práctica, su misión ha fracasado.
Un gran error es pensar que un Gran Maestro, solo por tener un título de ajedrez práctico, es un buen Entrenador. Nada que ver una cosa con la otra. Jugar bien y enseñar son actividades muy diferentes.
He visto charlas de algunos Grandes Maestros y otros “autodenominados” Entrenadores, con grandes dificultades para expresarse y hacer que los presentes lo entiendan correctamente. Basan su monólogo expresamente en la Teoría de las Aperturas y el uso de las bases de datos. Apenas mencionan la importancia del estudio de los Finales y carecen de la Cultura Ajedrecística indispensable para enriquecer la clase y hacerla amena y más comprensible.
Y es que no basta con enseñar una Apertura con la computadora si no se tiene el conocimiento conceptual de la misma. ¿Cómo vas a enseñar la Defensa Siciliana sin conocer la razón de su origen y sus planes estratégicos? ¿O cómo vas a enseñar la variante del cambio de la Apertura Española sin dominar los aspectos de la Conformación de peones?, por mencionar solo dos ejemplos.
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