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Una manera de agradecer a Dios por el nuevo papa León XIV (Robert Prevost de Estados Unidos), es seguir estudiando y profundizando en la vida de Francisco. Durante los días previos a la muerte de Jorge Mario Bergoglio, llegó a mis manos el texto El Loco de Dios en el Fin del Mundo, del escritor español Javier Cercas. Según sus propias palabras: “no somos nosotros quienes leemos los libros, sino los libros quienes nos leen a nosotros sus lectores según el tiempo que nos adentramos en sus letras”.
En mayo de 2023 Javier Cercas se encontraba firmando libros en el Salone del Libro de Torino cuando un representante del Vaticano se presentó con una insólita propuesta: habían pensado en él -precisamente en él, un escritor ateo, anticlerical, un intelectual peligroso- para acompañar al papa Francisco en un viaje a Mongolia y escribir un relato con total libertad sobre esa aventura. Por primera vez el Vaticano le abría las puertas a un escritor para que hable con quien quiera y pregunte lo que quiera en una comitiva personal con el papa.
Termino de leer el texto en medio de un atasco de camino a mi trabajo en San Cristóbal con una lágrima de felicidad en mis ojos. Es una obra que me regaló paz y espiritualidad. Entre sus dones destaca que refleja la forma tan segura que tenía Francisco de mostrarnos que se puede vivir con alegría. Más que responder a la pregunta central del libro sobre la posibilidad de volver a encontrarnos a nuestros seres queridos una vez nos llegue la muerte. Los lectores tendremos en nuestra mente una forma única de comprender la infinitud del amor de Dios y de una experiencia misionera que convierte a mujeres y hombres que “gastan” su vida en los confines de la tierra, en personajes dignos de seguir en el camino.
El Loco de Dios en el Fin del Mundo, ofrece un selfi sobre la curia vaticana, desmonta teorías catastrofistas y va narrando con la verdad de su autor lo que representa un verdadero y profundo encuentro con personas – esto es un aporte mío- que reflejan una fe auténtica. El Loco de Dios es el papa Francisco que con su vida imperfecta puede interpelar la vida de un loco sin Dios como el escritor Javier Cercas que intenta encontrar la confesión del obispo de Roma en un pequeño video diciéndole a su madre que sí va a encontrarse con su padre al morir.
Varios de los entrevistados en la obra coinciden en algo, Francisco poseía el don de cardiognosis, que viene del griego “kardia” (corazón) y “gnosis” (conocimiento), significando literalmente “conocimiento del corazón”. Este término enfatiza la penetración en el interior de la persona, más allá de las palabras o las apariencias externas.
No estamos ante una literatura fácil de definir. La suya es mi escritura preferida, pues logra conjugar novela, crónica, ensayo, filosofía, en fin, saberes y la voluntad de un hombre que trata de dar un mensaje. Creo que es un texto que sirve para evangelizar en el mundo intelectual y para ser humildes en el campo religioso. Es una de las buenas novelas que he leído este año, sobre todo, porque tiene algo que aprecio mucho en la narrativa de Cercas, tiene veracidad, es sincero incluso consigo mismo.
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