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Aunque invisible para los pasajeros, sobre el cielo del país siempre hay alguien observando, asegurando que cada vuelo llegue a su destino de manera segura y eficaz.
Hace más de tres décadas, durante uno de los gobiernos de Joaquín Balaguer, fue instalado en el año 1994 el segundo sistema de radar para la vigilancia aérea en el Aeropuerto Internacional de Las Américas (AILA)-José Francisco Peña Gómez. Esta instalación marcó un hito en la historia de la aviación civil de la República Dominicana.
El equipo fue instalado en ese entonces por la Dirección General de Aeronáutica Civil, hoy Instituto Dominicano de Aviación Civil (IDAC), a través de la empresa francesa Thales, especializada en sistemas electrónicos de defensa y aviación.
El radar, aún operativo, se encuentra ubicado en la parte frontal norte de la terminal aeroportuaria y forma parte de una red de seguridad aérea administrada por el Instituto Dominicano de Aviación Civil (IDAC), cuya continuidad técnica y administrativa ha permitido mantenerlo funcional hasta el día de hoy.
El término radar proviene del acrónimo en inglés Radio Detection and Ranging, que significa Detección y Medición por Radio. Este sistema detecta aeronaves mediante la reflexión de ondas de radio.
Su funcionamiento, aunque aparentemente simple, es muy sofisticado. Una antena giratoria emite haces de ondas electromagnéticas de ultra alta frecuencia (UHF), los cuales se reflejan al chocar con un objeto en movimiento. Las ondas reflejadas son captadas por la misma antena y procesadas para generar una imagen visual en la pantalla del controlador de tránsito aéreo.
El Radar Primario de Vigilancia (PSR) es autónomo y no requiere cooperación de la aeronave. Permite conocer la posición (distancia y dirección) de cualquier objeto dentro de su rango, abarcando 360 grados de cobertura con una rotación de entre 6 y 15 revoluciones por minuto.
Además de detectar aeronaves, el sistema tiene la capacidad de identificar fenómenos meteorológicos, distinguiendo hasta seis niveles de intensidad de lluvia. Esta información es transmitida a los controladores en forma de previsiones y alertas, cubriendo hasta 80 millas náuticas.
El Radar Secundario de Vigilancia (SSR) complementa al radar primario, operando en conjunto con las aeronaves mediante un sistema de interrogación-respuesta.
La antena emite señales codificadas que son respondidas por un transpondedor a bordo del avión, enviando datos esenciales como altitud e identificación.
A diferencia del radar primario, el secundario proporciona información más precisa para el seguimiento e identificación de las aeronaves, ya que obtiene respuestas activas en tiempo real.
Un año después de su instalación, controladores aéreos dominicanos fueron capacitados en México para operar el nuevo sistema.
Desde entonces, la vigilancia radar en el AILA ha transformado radicalmente la seguridad operacional del país, reduciendo los márgenes de error y optimizando la supervisión de rutas aéreas nacionales e internacionales.
La elección de Thales como proveedor del sistema no fue fortuita. Con experiencia en el desarrollo de soluciones tecnológicas para aviación, la empresa ha mantenido una presencia activa en el país, asegurando la actualización y el mantenimiento de los radares dominicanos conforme a los estándares internacionales.
Pese a los fenómenos naturales que han afectado el país y en especial la zona del AILA, el radar ha resistido sin mayores daños. Incluso cuando las instalaciones del aeropuerto sufrieron afectaciones, el sistema de radar continuó operando con normalidad, consolidándose como un componente esencial en la seguridad aérea dominicana.
Más de 30 años después, este radar sigue funcionando como un centinela invisible, garantizando el tránsito seguro de miles de vuelos anuales. Su presencia representa un legado de visión estratégica, inversión sostenida y compromiso con la conectividad aérea del país.
En una muestra de continuidad y modernización, el IDAC anunció recientemente la instalación de un nuevo radar meteorológico Doppler Banda C en el AILA, como parte de su proceso de transformación digital en el sector aeronáutico y de gestión de riesgos.
Este nuevo sistema tecnológico permitirá una cobertura más amplia y precisa del territorio nacional, mejorando significativamente la vigilancia meteorológica y fortaleciendo la seguridad de las operaciones aéreas.
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