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Ciudad del Vaticano, 24 jun (EFE).- El dicasterio (ministerio) para el Servicio Humano Integral del Vaticano publicó este martes un documento en el que reitera, en ocasión del Jubileo, la solicitud de “la condonación de la deuda ecológica”. Esta, señalan, representa “el costo que recae sobre las futuras generaciones y el planeta debido al consumo actual excesivo de recursos naturales, así como el costo financiero que afecta desproporcionadamente a los países más desfavorecidos”.
Además de querer llamar la atención a nivel mundial sobre la apremiante cuestión de la deuda ecológica, el documento también invita a toda la Iglesia “a un compromiso pastoral orientado a promover un modelo de desarrollo humano integral realmente sostenible, capaz de combinar el cuidado de la creación, la justicia ambiental y la promoción de la paz”.
En el documento se explica que, aunque “tradicionalmente el término ‘deuda’ se ha asociado a la situación financiera de muchos países en desarrollo que han contraído deudas con las economías industrializadas”, se suelen omitir las culpas de los países más industrializados en el fenómeno del calentamiento global y en la explotación intensiva de los recursos naturales en los países en desarrollo”.
Por ello, indican, “los países en desarrollo poseen, en relación con los países más industrializados, un verdadero crédito ecológico que debería compensar, al menos en parte, la deuda financiera que soportan”.
“En esta perspectiva, una medida concreta podría ser la implementación de mecanismos de reestructuración de la deuda, reconociendo la existencia de dos formas de deuda interconectadas que caracterizan la actualidad: una de naturaleza económica y otra de naturaleza medioambiental”, argumentan.
Critican que “las poblaciones que menos han contribuido a originar la crisis climática son, en la actualidad, las que sufren las consecuencias más graves”.
Y agregan que “la creciente insostenibilidad de la deuda constituye uno de los principales desafíos estructurales que perpetúan las desigualdades económicas y sociales a nivel mundial”.
Por ello, la Iglesia católica insiste en su “petición de condonación de la deuda a los países más pobres, no como un acto de mera generosidad y solidaridad, sino como un acto de justicia, basado en la conciencia de los desequilibrios sistémicos y de las relaciones económicas profundamente asimétricas entre los países industrializados y los países en desarrollo”.
E invitan “a construir una nueva alianza entre los pueblos, basada en una reforma profunda de las normas económicas y en un modelo de desarrollo humano integral verdaderamente sostenible, capaz de conjugar el cuidado de la creación, la justicia ambiental y la promoción de la paz”. EFE
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