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EL NUEVO DIARIO, SAINT JOHN’S. – Estados Unidos y China chocaron este miércoles con indirectas sobre la influencia de agentes externos en Latinoamérica durante la Asamblea General de la Organización de los Estados Americanos (OEA), que tuvo lugar en Antigua y Barbuda.
El intercambio se produjo en el diálogo entre los Estados miembros de la OEA, entre ellos Estados Unidos, y los observadores permanentes del organismo, como China.
El representante estadounidense, Michael Kozak, enfatizó, sin nombrar a Pekín, que todos los observadores que contribuyen con fondos a la OEA deben “respetar los principios” de la Carta Democrática Interamericana.
“Nos opondremos a todos los esfuerzos de cualquier miembro u observador que intente usar contribuciones financieras para socavar las reformas o debilitar la democracia en las Américas”, manifestó.
También alertó sobre “la amenaza constante que representan actores externos malignos que manipulan la gobernanza, la migración y la información”, con el fin de distorsionar las prioridades históricas de la OEA.
“Tenemos claro quién es responsable de este caos”, sentenció el delegado de Washington, en una clara referencia a China.
Momentos antes, el representante chino, Xie Feng, defendió el modelo de cooperación impulsado por su país y resaltó los cinco programas anunciados por el presidente Xi Jinping en mayo, luego de la reunión ministerial entre China y la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (CELAC).
Reiteró que China busca construir con América Latina y el Caribe una comunidad con “un futuro prometedor”, sin segundas intenciones, y rechazó cualquier intento externo de obstaculizar ese objetivo.
“No tenemos aspiraciones geopolíticas. No atacamos a terceros, y por lo tanto, nuestra cooperación debería estar libre de interferencias externas”, declaró, también sin mencionar directamente a Estados Unidos.
El Canal de Panamá ha sido uno de los escenarios de la disputa entre las dos superpotencias, dado que una de las primeras acciones de la nueva Administración de Donald Trump fue presionar a Panamá para limitar la presencia de empresas chinas en la gestión de los puertos y para que se distanciara de la Iniciativa de la Franja y la Ruta, promovida por Pekín.
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