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Es crucial recordar que, al requerir un paciente una intervención con apoyo nutricional especializado, el médico nutriólogo debe, antes de justificar dicha intervención, realizar una evaluación nutricional integral. Esta evaluación incluye el análisis del estado nutricional, la antropometría, los parámetros bioquímicos, la condición clínica del paciente y los objetivos del abordaje nutricional. Todo esto con el propósito de garantizar que reciba lo necesario para favorecer su recuperación y bienestar durante el proceso clínico.
El soporte nutricional especializado no es un recurso opcional o accesorio durante la hospitalización; por el contrario, es un conjunto de intervenciones terapéuticas que permiten asegurar la ingesta adecuada de nutrientes cuando la vía oral está comprometida. Es una herramienta esencial para los pacientes en condiciones críticas, en los que se dificulta cubrir sus requerimientos energéticos (cantidad de energía (calorías) que un individuo necesita para mantener un equilibrio entre la ingesta de alimentos y el gasto energético, y puede variar según la edad, sexo, peso, altura, nivel de actividad física y estado fisiológico.
Estos requerimientos varían entre individuos y pueden calcularse según el peso corporal en kilogramos o mediante fórmulas científicamente validadas. En términos generales, pueden oscilar entre 1500 y 2500 kcal al día o más, con el fin de mantener un adecuado funcionamiento metabólico y energético.
El soporte nutricional representa prevención, optimización, recuperación y mantenimiento de las funciones vitales. No es un “recurso de último recurso”; de hecho, la prolongada estancia hospitalaria suele ser consecuencia de la falta de una intervención oportuna. La nutrición clínica es esencial para mejorar el estado nutricional del paciente, prevenir complicaciones y apoyar su recuperación, tanto en enfermedades agudas y crónicas, como en intervenciones quirúrgicas o dificultades para ingerir alimentos.
Dependiendo de la condición del paciente y sus necesidades, se pueden utilizar distintas vías de administración nutricional. Entre ellas se encuentran la nutrición enteral, que puede administrarse por sonda nasogástrica, orogástrica o mediante acceso directo al tracto digestivo (gastrostomía o yeyunostomía), y la nutrición parenteral, que se administra por vía endovenosa periférica o central. Estas intervenciones pueden ser transitorias o permanentes, y requieren un seguimiento continuo por parte del equipo de salud.
Abordar oportunamente la necesidad de soporte nutricional especializado es clave para brindar calidad de vida. Como profesionales de la salud, debemos asegurarnos de que el tratamiento sea compatible con la condición clínica del paciente, respetando su autonomía y, cuando corresponda, considerando también las decisiones de sus familiares.
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