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Washington, 2 jun (Prensa Latina) A partir de hoy, los republicanos del Senado de Estados Unidos tendrán alrededor de cuatro semanas para tratar de debatir el megaproyecto fiscal que es la principal prioridad en la agenda doméstica del presidente Donald Trump.
El proyecto de ley “grande y hermoso” -como lo nombró Trump- fue aprobado el 22 de mayo tras negociaciones maratónicas en la Cámara de Representantes, también controlada por los republicanos, por una diferencia mínima de votos.
Ahora, con el regreso a Washington este lunes, buscarán convencer a un grupo diverso de legisladores de su propia bancada que han anunciado discrepancias con la iniciativa y que buscan modificarla para que llegue al escritorio del presidente Trump antes del 4 de julio, Día de la Independencia.
Se cree que hay republicanos de la Cámara Alta que podrían obstaculizar el proceso y, en ese sentido, el líder de la mayoría en el hemiciclo, John Thune, de Dakota del Sur, debe actuar con cautela, ya que solo tiene tres votos de ventaja y sus colegas están considerando cambios, como reformas de Medicaid y el calendario para la eliminación progresiva de los créditos fiscales a la energía verde.
Thune dijo que muchos republicanos están mayormente a favor de la parte fiscal de la ley. Gran parte del debate y de los posibles ajustes se enfocarán quizás en si la propuesta de la Cámara de Representantes contiene recortes de gastos suficientemente profundos, advirtió.
“En lo que respecta al gasto, este es un momento único en el tiempo y en la historia, en el que tenemos la Cámara de Representantes, el Senado y la Casa Blanca, y la oportunidad de hacer algo significativo para controlar el gasto público”, añadió.
El diario The Hill señaló que el paquete de la Cámara Baja establecía un punto de referencia de 1,5 billones de dólares en recortes del gasto durante la próxima década, mientras que algunos republicanos del Senado querrían que la cifra aumentara hasta al menos dos billones.
Pero otros, como el senador Ron Johnson (Wisconsin), aspiran a que el paquete fiscal tenga los niveles anteriores a la pandemia de la Covid-19, lo que implicaría un recorte del gasto de unos seis billones de dólares.
Mientras que otros están preocupados por los recortes propuestos en el gasto de Medicaid (programa de salud para estadounidenses de bajos ingresos), que los republicanos del Congreso presentaron como esfuerzos de reforma destinados a erradicar el despilfarro, el fraude y el abuso en ese plan.
El paquete de la Cámara de Representantes supondría un recorte de unos 700 mil millones de dólares del Medicaid, según datos de la Oficina Presupuestaria del Congreso, y ya algunos republicanos del Senado alertaron que no apoyarán esos cambios.
En un artículo que escribió para The New York Times, el senador republicano Josh Hawley afirmó que recortar esas prestaciones era “tanto moralmente incorrecto como políticamente suicida”.
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