Ir a la búsqueda de las oportunidades que generan los aranceles

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En un momento donde soplan vientos de otros litorales que amenazan con sembrar mayor incertidumbre en el panorama global, las tempestuosas olas arancelarias comienzan a disminuir. Tres señales recientes apuntan en esa dirección:

Tras intercambios particularmente hostiles sobre el tema, el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, y el primer ministro británico, Keir Starmer, firmaron este lunes, en Canadá y al margen de la cumbre del G7, el acuerdo comercial que ambos gobiernos calificaron en mayo como “revolucionario”. El pacto prevé una reducción de los aranceles estadounidenses sobre las exportaciones británicas: las tarifas sobre los vehículos del Reino Unido pasarán del 27,5% al 10% antes de que finalice junio, sobre una cuota anual de 100.000 unidades. Además, el arancel al acero británico se reducirá por debajo del 25% impuesto por la administración Trump el pasado marzo.

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En ese mismo escenario, el primer ministro de Canadá, Mark Carney, y el presidente Trump acordaron un plazo máximo de 30 días para alcanzar algún tipo de acuerdo comercial, con énfasis en los aranceles. “Creo que vamos a lograr mucho”, afirmó el mandatario estadounidense.

Como para finalizar la jornada, Trump sostuvo una reunión con la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, y el presidente del Consejo Europeo, António Costa. En ella, acordaron encargar a sus respectivos equipos que intensifiquen las negociaciones comerciales con miras a resolver el pulso arancelario iniciado por Washington. “En comercio, hemos dado instrucciones a los equipos para acelerar el trabajo y lograr un acuerdo bueno y justo. Hagámoslo”, publicó Von der Leyen en redes sociales.

Así, quienes — sin prejuicios — han adoptado una actitud estratégica para mitigar los efectos negativos de los cambios arancelarios y posicionarse ante el nuevo entorno, podrán lanzarse en busca de oportunidades que mejoren la competitividad de sus productos en el mercado estadounidense.