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El análisis económico en las últimas tres décadas ha prestado gran atención a todo lo relacionado con la información privada que impacta la dinámica económica. En general, destacan las áreas de mayor interés, como la estructura de capitales, mercados financieros, políticas de dividendos y seguros, debido a las dificultades causadas por la asimetría de información en estos espacios financieros.
A partir de la existencia de la asimetría de información, que ha evolucionado sorprendentemente, surge el interés por analizar la teoría de los contratos, producto de los fracasos históricos para lograr el equilibrio general como modelo. Se justifica rechazar la idea de explicar la dinámica económica únicamente con modelos matemáticos, a menudo incomprensibles, sin considerar la complejidad económica y social actual, que al no ser ponderada, desnaturaliza la realidad.
En este contexto, ha surgido la economía de la información, o teoría de los contratos, que busca analizar las consecuencias de la asimetría de información entre agentes económicos y la eficacia de sus relaciones. Los agentes buscan lidiar con el desconocimiento de información relevante, tomando decisiones para obtener nueva información, mitigar los costos de la falta de información y evitar la manipulación.
Desde una perspectiva económico-jurídica, la economía de la información o teoría de los contratos es útil para analizar las relaciones contractuales diarias, ya que de ellas depende el buen funcionamiento de las relaciones institucionales. Contratos bien elaborados pueden llevar a una distribución más eficiente de recursos, mayor producción y eliminación de barreras comerciales, tanto internas como externas.
Es crucial destacar que la confianza es fundamental para el éxito de las relaciones contractuales. Al eliminar la información asimétrica potencial en los términos del contrato, se logra armonía y viabilidad entre las partes. Las asimetrías pueden deteriorar el desempeño social, generando incertidumbre. Mitigar las asimetrías reduce riesgos y costos.
En la teoría de los contratos, la información simétrica y confiable es crucial para la confianza entre los agentes económicos. Se debe diferenciar entre información simétrica, donde las partes tienen el mismo nivel de confianza, e información asimétrica, donde no lo comparten, lo que genera la asimetría.
La asimetría de información genera desconfianza en los contratos y riesgo moral, lo que produce incertidumbre y perturbación económica. Esto sugiere que las instituciones públicas y privadas deben fortalecer la credibilidad de las cifras macroeconómicas que comparten.
Se puede comparar con el contrato social de Jean Jacques Rousseau, donde el acuerdo entre individuos crea la autoridad para la convivencia. Para Rousseau, el consentimiento del contrato expresa la buena fe y la ausencia de maldad, donde se basa la justicia y la equidad y la manipulación de la información no tiene lugar.
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