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Odesa (Ucrania) (EFE).- Los cerca de un millón de habitantes del puerto ucraniano de Odesa contarán el próximo invierno con nuevas garantías de no sufrir cortes de luz y electricidad por los bombardeos rusos a sus centrales, gracias a la instalación de seis unidades de cogeneración. Estas serán capaces de producir, mediante la combustión de gas, tanto electricidad como energía térmica.
“Cada una tiene una capacidad de 3,3 megavatios, lo que generará un total de 19,8 megavatios adicionales”, declaró a EFE durante un acto celebrado este mes en la ciudad portuaria para anunciar la puesta en marcha de una de estas unidades Haoliang Xu, vicesecretario general de la ONU y administrador interino del Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD).
Las seis minicentrales se están instalando en el principal centro urbano del sur de Ucrania gracias a los esfuerzos conjuntos del PNUD junto al ayuntamiento de la ciudad y los Gobiernos de Noruega, Suecia y Japón.
Estos países se encuentran entre las naciones que más se han volcado en ayudar a Ucrania a mantener el suministro de energía, en medio de la sostenida campaña de ataques rusos a las capacidades de generación del país.
Odesa es una de las ciudades de Ucrania más castigadas por los bombardeos enemigos. Estos se han cebado en este puerto del mar Negro con las infraestructuras dedicadas a la exportación marítima de cereales y también, como en muchas otras partes de Ucrania, en las centrales eléctricas y térmicas y las subestaciones que dan suministro a hogares, hospitales, escuelas e instalaciones comerciales, industriales y de todo tipo.
Según cálculos del PNUD, los ataques con misiles y drones rusos al sector energético ucraniano han causado hasta ahora daños por más de 20.000 millones de dólares (unos 17.000 millones de euros).
Desde el inicio de la invasión rusa, Ucrania ha perdido más del 60 % de sus capacidades de generación eléctrica. Esto ha provocado largos períodos de apagones diarios, que ahora se han superado gracias al trabajo contrarreloj de los especialistas y al apoyo de otros países y organizaciones internacionales.
Además de reparar las centrales y el equipamiento que no ha quedado completamente inservible tras los ataques, Ucrania y quienes le ayudan en esta tarea están recurriendo a soluciones como las propias unidades de cogeneración o la energía solar a pequeña escala. El objetivo es habilitar más fuentes de producción y dificultar a Rusia su objetivo de dejar en la oscuridad a los ucranianos.
“Cuanto más dispersas estén las infraestructuras que producen electricidad, más les costará a los rusos destruirlas”, comentó a EFE un profesional de una de las centrales térmicas atacadas, que solicitó el anonimato por motivos de seguridad.
“Si toda la electricidad se produce en unas pocas centrales, un misil es suficiente para dejar sin suministro a muchos clientes; si las capacidades de generación están más distribuidas, no es posible causar tanto daño con un sólo ataque”, explicó este empleado sobre la lógica de instalar minicentrales como las que comienzan a funcionar en Odesa.
Junto a algunos de los socios internacionales de Ucrania, el PNUD también ha suministrado a la ciudad de Járkov -la segunda más grande del país después de Kiev y una de las más afectadas por los rusos en la guerra- otras seis unidades de cogeneración similares a las de Odesa.
Según destaca Xu, el administrador interino del PNUD, este tipo de iniciativas permiten a las ciudades “generar su propia electricidad de manera independiente” y reducir así su dependencia de un sistema nacional de energía, que es particularmente vulnerable al ser un objetivo prioritario en la estrategia de guerra de Rusia.
“Es tanto una respuesta humanitaria como una inversión a largo plazo en la seguridad energética y la sostenibilidad de Ucrania”, remarcó el alto funcionario de la ONU sobre los efectos positivos que tendrán estos proyectos.
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