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EE.UU. posee el arma y la última palabra para poner fin a la guerra con Irán.
Es probable que estas diferencias no impliquen cambios importantes para Israel, que ya ha llevado a cabo ataques de este tipo (aunque más limitados) contra programas nucleares en desarrollo en Irak y Siria. Además, actuar contra Irán funciona bien en el ámbito interno, ya que es uno de los pocos temas en los que la mayoría de los israelíes (profundamente divididos por la guerra en Gaza, por el papel de los tribunales en la democracia israelí y por el equilibrio entre lo secular y lo religioso) pueden estar de acuerdo.
Aún no existe una explicación satisfactoria de por qué Israel decidió lanzar esta operación ahora. Según el primer ministro israelí Benjamín Netanyahu, “en los últimos meses, Irán ha dado pasos que nunca antes había dado, pasos para convertir en un arma [su] uranio enriquecido”. Pero será importante saber si el gobierno israelí tenía nuevos datos de inteligencia o si cambió su evaluación de las capacidades e intenciones iraníes.
Sabemos por el Organismo Internacional de Energía Atómica (OIEA) que Irán estaba muy activo en la producción de uranio altamente enriquecido y que no estaba proporcionando suficiente información sobre sus actividades nucleares. Pero en las últimas semanas, funcionarios de inteligencia estadounidenses habían confirmado su evaluación de que Irán todavía no había decidido fabricar la bomba atómica.
Según la información disponible (basada en gran medida en declaraciones de funcionarios israelíes), Estados Unidos sabía que Israel planeaba atacar, y no intentó detenerlo. En algún momento sabremos si en realidad dio luz verde a los ataques (en lugar de solo luz amarilla), pero parece casi seguro que no fue luz roja como en otras ocasiones.
Aun así, los funcionarios estadounidenses han tratado de distanciar a Estados Unidos de la acción israelí, a la que califican de unilateral, e insisten en que Irán no debe atacar a las fuerzas estadounidenses en respuesta. No está claro hasta qué punto Estados Unidos está dispuesto a ayudar a Israel en futuras acciones militares contra Irán o a fortalecer su capacidad para defenderse contra una represalia iraní. Las posibilidades de reactivar las negociaciones entre Estados Unidos e Irán sobre el programa nuclear iraní (que según ha sugerido el presidente Donald Trump deberían continuar) parecen escasas.
Es demasiado pronto para hacer una evaluación definitiva del éxito de la operación. Esa evaluación dependerá de varios factores, empezando por la magnitud y las consecuencias de los daños. Aún se desconocen los resultados logrados, el tiempo que necesitará Irán para reconstruir lo que ha perdido y el grado de afectación del liderazgo militar y nuclear iraní. Una pregunta relacionada es si el ataque repercutirá y de qué manera en el control del régimen iraní sobre el país (es posible que el ataque israelí haya sido diseñado para debilitarlo).
Luego está la cuestión de hasta dónde llegarán las futuras represalias iraníes. La respuesta inicial de Irán fue más bien pequeña: lanzó hacia Israel unos cien drones, para lo cual Israel cuenta con capacidades de defensa suficientes. Pero después también lanzó varias oleadas de misiles balísticos. La pregunta evidente es qué más decidirá hacer contra Israel y contra objetivos israelíes en todo el mundo. Pero no está claro que disponga de un conjunto de opciones atractivo, en vista de las vulnerabilidades que han quedado demostradas.
También hay que ver si Irán actuará contra Estados Unidos (que previendo represalias retiró a buena parte de su personal destacado en la región) o contra uno o varios de sus vecinos árabes. A pesar de los intentos de Irán de mejorar sus relaciones con los estados del Golfo, no se puede descartar que busque interferir en la industria energética regional. Eso pondría en peligro su posición en el Golfo y aumentaría el precio del petróleo (que ya es más alto desde el ataque israelí), con perjuicio para Occidente y un posible aumento de los ingresos iraníes, en un momento en que ya no es inminente un alivio de las sanciones (uno de los temas de las negociaciones con Estados Unidos).
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