Tecnologia

Repuestos, mejoras y etiquetado de eficiencia energética: regulación

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Este contenido fue hecho con la asistencia de una inteligencia artificial y contó con la revisión del editor/periodista.

MADRID, 19 Jun. (Portaltic/EP) –

Cinco años de actualizaciones de ‘software’, siete años de disponibilidad para las piezas de repuesto y un etiquetado energético son algunos de los requerimientos que desde este viernes deben cumplir los fabricantes de móviles y tabletas que se venden en la Unión Europea, como parte de un diseño que busca alargar su vida útil y ofrecer información a los consumidores para facilitar la compra.

Un diseño ecológico concebido para reducir los residuos electrónicos y el consumo de recursos durante su fabricación, pero también para extender la vida útil y facilitar la reparación, tanto por profesionales como por usuarios.

En este sentido, el Reglamento (UE) 2023/1670 aborda requerimientos para los fabricantes, que deberán incorporar tanto a nivel de ‘hardware’ -los componentes físicos- como de ‘software’ -los programas- en los dispositivos electrónicos que comercialicen a partir del 20 de junio.

Aplica, en concreto, a los teléfonos móviles y los teléfonos inteligentes, que diferencia principalmente por la capacidad de usar los servicios de internet, tener un sistema operativo e instalar aplicaciones del segundo. También los teléfonos inalámbricos y las tabletas pizarra -las tabletas con un tamaño de hasta 17,4 pulgadas-.

Para los usuarios, lo más destacado es que este reglamento establece un diseño que facilita la reparación de su teléfono o tableta y prolonga la vida útil con actualizaciones del sistema operativo, de funciones y de seguridad que deben distribuirse hasta cinco años después de su lanzamiento al mercado.

El diseño ecológico es un diseño pensado para fomentar la reparabilidad, pero no solo en centros técnicos especializados, sino también en centros generalistas e incluso por los propios usuarios si se animan a intentarlo.

Para ello, los fabricantes deben asegurar la disponibilidad de piezas de repuesto al menos durante siete años después del lanzamiento al mercado del dispositivo, independientemente de si estas son nuevas o de segunda mano.

El precio de estas piezas debe ser “razonable” y, junto a ellas, el fabricante también debe facilitar la información necesaria para poder hacer las reparaciones, como guías o tutoriales, que debe estar disponible en sitios de fácil acceso como su página web.

Este diseño pretende que los usuarios puedan reparar ellos mismos elementos como la batería, la cubierta trasera o el módulo de la cubierta trasera, la lámina protectora para pantallas plegables, el módulo de la pantalla, el cargador, la bandeja de la SIM y la bandeja de la tarjeta de memoria.

Extiende a los reparadores profesionales el módulo de la cámara delantera, el módulo de la cámara trasera, los conectores de audio externos, los puertos de carga externos, los botones mecánicos, los micrófonos principales, los altavoces, el módulo de bisagras y el mecanismo de plegado mecánico de la pantalla.

El reglamento también presta atención a las actualizaciones de ‘software’, para asegurar que al menos hasta cinco años después de la puesta a la venta de los dispositivos, estos reciben los parches de seguridad, las correcciones y las nuevas funciones que permiten su uso.

Pero también busca asegurar y agilizar su llegada, ya que los fabricantes tienen hasta cuatro meses para distribuir las actualizaciones de seguridad o de corrección de errores, tanto si se publica como si no el código fuente de la actualización del sistema operativo. Las actualizaciones centradas en la funcionalidad, por el contrario, tienen hasta seis meses.

A esto se añade que, de cara a la potencial reutilización del dispositivo -por ejemplo, si se quiere vender como reacondicionado-, los fabricantes deben incluir una función que restaure el dispositivo a su configuración de fábrica, para que elimine de manera segura los datos y contenidos personales de los usuarios, como agenda de direcciones, fotografías, historial de llamadas o ajustes.

Junto al diseño ecológico, el 20 de junio también se aplicará el Reglamento Delegado (UE) 2023/1669, que establece la introducción de un etiquetado energético que acompañe a los teléfonos inteligentes y las tabletas.

Esta etiqueta pretende facilitar a los usuarios la decisión de compra, al poder consultar en qué medida cumplen los requisitos de reparabilidad que exige la normativa sobre diseño ecológico y su nivel de resistencia a caídas, a arañazos, al agua y al polvo (con un mínimo de IP44).

También debe indicar el nivel de consumo energético que realiza el dispositivo, en un rango que va desde la ‘A’ -mínimo consumo- hasta ‘G’ -máximo consumo-, y que se acompaña colores, con tonos más verdes para los clasificadores cercanos a la ‘A’ y con tonos rojos para las categorías cercanas a la ‘G’.

Y ofrecer información sobre la autonomía de la batería, ya que debe indicar una estimación de cuántas horas y minutos puede funcionar el dispositivo antes de necesitar una recarga, así como sobre la vida de este componente, es decir, cuántos ciclos de carga completos admite antes de reducir su capacidad inicial. Por ejemplo, si mantiene un 80 por ciento de su capacidad pasados los 800 ciclos de carga.

La etiqueta también incorporará un código QR para que los usuarios accedan a la información completa y detallada.

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