Salud

¿Se justifica la despenalización del aborto debido a la carencia de atención médica?

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Y, si no se trata, podría causar la muerte de la madre.

Este contenido fue hecho con la asistencia de una inteligencia artificial y contó con la revisión del editor/periodista.

Recientemente, varios artistas y figuras estimadas de nuestro entorno han compartido videos expresando su tristeza y pesar por la pérdida de seres queridos, lo cual es comprensible, y a cuyos sentimientos nos unimos con sincera empatía. Lo que no logro comprender es cómo, a partir de su legítimo dolor, afirman que dichas pérdidas se deben a que los médicos tenían las “manos atadas” por leyes que no les permitieron tratar adecuadamente a esas madres embarazadas. Lamentablemente, como médico, es mi deber expresar que esta afirmación carece de fundamento, y explico por qué…

En primer lugar, el artículo 112 del Código Penal de la República Dominicana permite la interrupción del embarazo cuando la vida de la madre o el feto corren peligro, y se han agotado todos los recursos médicos disponibles para salvarla. En ese caso, sin la intención directa de eliminar al feto, durante el tratamiento adecuado de la madre, podría producirse la pérdida del bebé.

En segundo lugar, existen situaciones en las cuales, para proteger la vida de la madre, se recurre a interrumpir de forma directa la vida del embrión, como en los embarazos ectópicos, en los cuales el óvulo fecundado se implanta y se desarrolla fuera de la cavidad uterina, usualmente en una de las estrechas trompas de Falopio, lo que puede derivar en la ruptura de la trompa, hemorragia interna, peritonitis… y, si no se trata, podría causar la muerte de la madre.

Desafortunadamente, la incidencia de embarazos ectópicos en la República Dominicana es alta. En el Hospital Universitario Maternidad Nuestra Señora De La Altagracia, en 2022, se registraron 52 embarazos ectópicos de un total de 73,744 embarazadas.

En otro estudio, la tasa fue de 5.6% casos de embarazo ectópico por cada 1000 cirugías realizadas.

(Santos Santos, V. (1994). Incidencia del embarazo ectópico en el hospital Padre Billini enero 1989-enero 1993.UNPHU.)

Una vez diagnosticado el embarazo ectópico, se procede a realizar un aborto terapéutico en cada caso y en cada sala de cirugía de nuestros hospitales preparados para ello, con el único fin de salvar la vida de esas madres.

Es lamentable que, a menudo, lleguemos a conclusiones basadas en un entendimiento erróneo y superficial del tema en cuestión.

Un ejemplo es el caso de Esperancita, cuyo nombre real es Rosa Almonte, una adolescente de 16 años que falleció en nuestro país en 2012 de leucemia. Durante años, los medios difundieron que su muerte se debía a que Esperancita no recibió quimioterapia adecuada debido a su embarazo, culpando así de su muerte a “las leyes restrictivas de aborto” en nuestro país. Aún diez años después de su fallecimiento, las masas engañadas siguen protestando.

Con el tiempo, el caso incluso llamó la atención internacional y la Comisión Interamericana de Derechos Humanos intervino.

No fue hasta hace poco, en 2024, cuando, al poder analizar objetivamente su caso al presentarse en una de las Vistas Públicas ante el Congreso Nacional, se confirmó que, contrario a lo que se había afirmado, el equipo médico actuó de forma absolutamente heroica desde el principio, esforzándose por salvar la vida de Esperancita, quien ingresó al hospital con un deterioro físico marcado y descompensado. La joven fue evaluada de inmediato por diferentes departamentos médicos de la institución, y los médicos no solo diagnosticaron rápidamente la leucemia, sino que iniciaron la quimioterapia dentro de las primeras 24 horas después de confirmar el diagnóstico de Leucemia Linfoblástica Aguda mediante estudios de patología e inmunohistoquímica. Se confirmó que todas las acusaciones sobre la atención tardía e inadecuada eran falsas, y que el artículo 112 de nuestro Código Penal se cumple a cabalidad en cada caso.

Esta semana celebramos la Visitación de la Virgen María a su prima Santa Isabel. Según el Evangelio de San Lucas, durante la Anunciación, la primera palabra que salió de la boca del Ángel Gabriel fue: “¡Alégrate!” … Y podríamos preguntarnos: “¿Alegrarse la Virgen María por un embarazo inesperado, siendo Ella apenas una adolescente, huérfana, en peligro de muerte por lapidación según las leyes de la época, y rechazada por su prometido San José? … ¿De qué podría alegrarse la Virgen?”

Sin embargo, Ella no solo se alegra y acepta el desafío, sino que se pone en camino para ayudar a su prima Santa Isabel, anciana y embarazada de 6 meses también. De esta manera, Jesús, el Verbo Encarnado, se encarga de demostrarnos en su propia historia que ninguna de las causales está realmente justificada.

No permitamos que argumentos que apelan a la emoción y nos arrastran hacia el oscuro abismo de la muerte a través del aborto, pongan en duda el trabajo de nuestro personal médico capacitado y juramentado hipocráticamente para defender la vida en cada situación que enfrenta. Lo considero una injusticia, e incluso una falta de respeto hacia el gremio que represento junto a miles de mis colegas, que cada mañana nos levantamos con el deseo sincero y honesto de llevar salud y bienestar a nuestra población. Gracias.

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