Salud

Superviviente del Jet Set: “El peor instante de mi vida… sentí que la muerte se acercaba”

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Como hoy en día la seguridad no es mucha, uno se sentía seguro porque en realidad era un sitio que uno suponía que era seguro".

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“Uno iba al Jet Set y se sentía seguro. Como hoy en día la seguridad no es mucha, uno se sentía seguro porque en realidad era un sitio que uno suponía que era seguro”. Esas son las primeras palabras que Rosvely Pérez, sobreviviente del Jet Set, al rememorar aquella fatídica noche que le arrebató la vida a 236 personas.

Acostumbrada a la icónica discoteca que le brindaba un ambiente de entretenimiento y momentos agradables, a día de hoy el panorama para ella ha cambiado por completo, trayendo consigo dolorosos recuerdos, además de secuelas físicas y psicológicas.

La noche del derrumbe, Rosvely se encontraba en compañía de su hija y dos amigas disfrutando del concierto del merenguero Rubby Pérez, cerca de la pista de baile. Cuenta que cuando el cantante llevaba dos merengues cantados, cayó un pedazo de concreto cerca de la mesa donde se encontraba.

“Al lado de mi mesa fue que cayó el primer pedazo de concreto y habían cuatro personas. Ellos se pararon por el pedazo de concreto que cayó y yo me paro de grabar a Rubby Pérez y me pongo a mirar hacia el techo; ahí es que cae la lona azul que sale en los vídeos e inmediatamente se desprendió eso, fue todo en fracción de segundos”, recordó con angustia.

Aunque lo repentino del derrumbe no le permitió escapar, en ese instante solo pensó en proteger a su hija abalanzándose sobre ella. Agradece que no tuvo tiempo suficiente para alejarse más, tras asegurar que de lo contrario no hubiera podido salvarse.

“Yo puedo describir eso como el peor momento de mi vida porque sentí que la muerte venía, era una muerte inminente”, expresó.

Asimismo, el hecho de que junto con ella, su hija y dos amigas pudieron salvarse, la ha hecho pensar que, más allá de una simple coincidencia, todo fue una “Diocidencia”, palabra que utiliza para describir el suceso.

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Consciente de lo afortunada que es por contar su historia, Rosvely narró que el proceso de recuperación aún continúa y que “quedan lesiones que para mí han sido traumáticas”.

Siendo médico anestesióloga y madre soltera de dos hijos, sostuvo que al momento de ser ingresada en el hospital sintió mucho terror al pensar que le podían amputar el brazo derecho, con el que realiza la mayoría de sus labores.

Aunque el procedimiento no necesitó ninguna amputación, sufrió una fractura por aplastamiento en la extremidad, lesión en el nervio mediano y el nervio radial que no le permite usarlo a cabalidad, manteniéndola por dos meses en licencia médica y sin saber cuándo podrá volver a sus labores habituales.

Sumado a esto, tuvo una fractura completa del antebrazo, tibia, cubito, radio y el síndrome compartimental, junto con una edematización del brazo por compresión.

Relató que la situación le ha resultado frustrante, porque representa el principal sustento de su familia y ahora ha tenido que quedarse de brazos cruzados, a la espera de una total recuperación.

“Uno vive del pluriempleo y después de ahí yo no he podido ejercer aparte del nivel privado. Me he visto restringida y yo soy una persona muy activa”, comentó con resignación y tristeza, además de señalar otras lesiones en la cabeza y las piernas.

Mientras narraba su historia a LISTÍN DIARIO, no pudo evitar que las lágrimas se derramaran al recordar no solo las secuelas físicas que le ha dejado a ella y a su familia el derrumbe del techo del Jet Set, sino también las psicológicas que representan su nueva realidad.

“Estoy bajo terapia psicológica y también usando medicamentos antidepresivos porque caí en una depresión fuerte, porque al lado mío todo lo que había eran muertos. No éramos amigos, pero estábamos compartiendo uno al lado del otro y yo soy médico y ni siquiera pude ayudarlos. Fallecieron todos”, contó desolada al recordar a sus compañeros del área de salud.

Aun dos meses después de la tragedia, no ha podido retornar a la normalidad y aseguró que en la actualidad no puede estar en sitios cerrados por mucho tiempo, sumado al insomnio que la persigue por las noches ante el temor recurrente de sentir que el techo le puede caer encima.

Con todo lo vivido, Rosvely Pérez exige justicia por las repercusiones físicas y psicológicas que la tragedia ha dejado en su vida y la de sus allegados, para que no quede como un simple recuerdo en la sociedad dominicana.

Alegando la “negligencia” del dueño del centro de diversión, Antonio Espaillat, espera respuestas para todos los afectados.

“Quiero que se haga justicia porque eso afectó todo de las personas, a nivel psicológico, a nivel físico, o sea, afectó todo. La estabilidad familiar la alteró”, dijo con el convencimiento de que hoy en día, después de lo ocurrido en Jet Set, todo el mundo siente cierta inseguridad en los establecimientos techados.

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