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Nació en Getafe (Madrid) en 2002. Cursa un doble grado de Periodismo y Comunicación Audiovisual en la UC3M. Ha hallado en la escritura web un espacio perfecto para narrar historias. Se incorporó al Diario AS en octubre de 2024 como redactor becario en Tikitakas.
En los últimos años, el uso de las nuevas tecnologías se ha expandido a un ritmo acelerado e incesante. Hoy en día, es casi imposible andar por la calle sin cruzarse con montones de móviles, ordenadores portátiles, auriculares inalámbricos y otros dispositivos electrónicos que forman parte del escenario diario.
La era digital ha alcanzado todos los rincones y grupos de la sociedad, incluyendo a los más pequeños de la casa: los niños. Muchos jóvenes pasan horas y horas pegados a sus dispositivos electrónicos, lo que implica una reducción en su tiempo de descanso y, por consiguiente, la afectación de sus capacidades cognitivas y un mayor riesgo de sufrir problemas de salud.
Un problema que ha sido abordado por Javier Albares, médico especialista en Neurofisiología Clínica, en su último libro: “Las consecuencias del uso de pantallas en todos los niveles para esta generación son alarmantes. Si a los cerebros en desarrollo de estos jóvenes les restamos horas de sueño, les sumamos la hiperestimulación del sistema nervioso y la desregulación emocional, tenemos un cóctel perfecto para que ese desarrollo no se produzca como debería”, inicia.
Luego, trata la adicción juvenil al móvil: “Todas las generaciones están enganchadas a esta droga, los adultos también lidiamos con el mismo problema. Deberíamos ser un ejemplo para los jóvenes, pero hacemos un uso excesivo de las tecnologías igual que ellos y así es imposible hacerles entender lo perjudicial que puede llegar a ser”.
Javier resalta que la infancia es una etapa única e irrepetible en la vida, y lamenta que muchos jóvenes estén optando por pasarla pegados a las nuevas tecnologías. Esta decisión, advierte, les roba vivir experiencias valiosas que, con el paso inevitable del tiempo, observarán con nostalgia al darse cuenta de que no las vivieron y que, inevitablemente, no podrán recuperar.
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