Este contenido fue hecho con la asistencia de una inteligencia artificial y contó con la revisión del editor/periodista.
La exhibición ‘IA: Más Que Humana’ del Museo Frost Science de Miami promete una exploración del futuro de la relación humana con la inteligencia artificial, la interacción con máquinas para experimentar “de primera mano” esta tecnología, el abordaje de sus dilemas éticos y su impacto medioambiental.
La muestra inmersiva del Barbican Centre de Londres, que llega por primera vez a Estados Unidos, fusiona arte y ciencia para explicar los orígenes religiosos de la inteligencia artificial (IA), su presencia actual en la vida diaria y hacia dónde se dirige, explica Hidekel Olivo, gerente de programas públicos del museo.
“Esta exhibición se enfoca en cómo nosotros, como humanos, estamos cambiando nuestra relación con esa inteligencia artificial y cómo ha evolucionado desde el principio,
cómo comenzó con la espiritualidad, con la religión, con un Golem, hasta donde estamos ahora, con ChatGPT y cosas que usamos a diario”, detalla en una entrevista.
El público puede interactuar con Aibo, un perro robot diseñado por Sony, y con sistemas de IA generativa que toman fotografías o vídeos del visitante para componer poemas, crear música o generar figuras de “tu yo futuro”.
Los dilemas éticos
El museo, que mostrará la exposición hasta el 1 de septiembre, dedica un espacio para abordar los dilemas éticos y efectos ambientales de la IA, que ha propiciado que el número de centros de datos
haya crecido 16 veces en 12 años, pasando de 500.000 en 2012 a 8 millones en 2024 a nivel mundial.
También señala que en 2023 solo Google usó 6.100 millones de galones de agua, que una solicitud a ChatGPT utiliza 10 veces la electricidad del buscador tradicional y que fabricar una computadora portátil o laptop requiere cerca de 1.800 libras (816 kilogramos) de materiales, incluyendo metales preciosos como oro y platino.
Por otro lado, modelos de IA contribuyen a detectar la pesca ilegal en los océanos, donde pueden monitorear qué hace cada uno de los 600.000 buques existentes, mientras que un investigador en la Universidad de Miami entrena sistemas para identificar mejor las características de los huracanes de rápida intensificación.
“Definitivamente nosotros no sabemos todas las respuestas todavía y eso es lo bello de cómo la inteligencia artificial está evolucionando. Nosotros acá en el museo estamos viendo cómo esos centros de datos usan agua, cómo nosotros podemos ser buenos anfitriones (usuarios) de lo que tenemos”, indica Olivo.
Un vistazo al futuro de la IA
Entre las secciones que despiertan mayor interés del público está ‘2065’, pantallas interactivas que muestran “un mundo posthumano” con una especie de realidad virtual.
También hay estudios sobre la “vida artificial”, con proyectos que con solo una muestra de ADN pueden replicar el aroma de las flores o las condiciones de un apiario.
“Yo creo que (entre) más hablas de un tema, más lo entendemos, cuando estamos expuestos a exhibiciones así, que nos hacen desafiar nuestra inteligencia de lo que ya sabemos sobre la IA, honestamente, creo que abre más puertas para que entendamos lo que es la inteligencia artificial”, concluye Olivo.
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