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El Observatorio Vera Rubin, ubicado en Chile, desveló impresionantes galaxias y zonas de nacimiento estelar en sus primeras imágenes del espacio profundo obtenidas por su telescopio, la cámara digital más grande del mundo. Después de más de dos décadas de trabajo, el colosal telescopio financiado por Estados Unidos y donde trabajan científicos de varios países, entró en operación. Se estima que podrá multiplicar por cinco la cantidad de cuerpos conocidos del Sistema Solar en solo cinco años.
En las primeras imágenes del observatorio Vera Rubin se puede apreciar con una claridad sin precedentes la nebulosa Trífida y la nebulosa Laguna, ambas localizadas a varios miles de años luz de la Tierra. Otra de las capturas ofrece una asombrosa vista panorámica del cúmulo de galaxias Virgo.
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Para entender la magnitud de este hito, Fabio Hernández, ingeniero de investigación del CNRS en Francia, explica lo que hace únicas a estas capturas: “Este instrumento permite ver objetos muy tenues, que emiten muy poca luz, así que no se habían visto antes. Lo importante, creo, es que en un fragmento del cielo muy pequeño hay una cantidad enorme de objetos celestes y en particular de galaxias. Eso es lo que impresiona de estas imágenes”.
Contemplar el cielo con este aparato podría revolucionar cuatro áreas clave de la astrofísica: el estudio de la energía oscura, la cartografía de la Vía Láctea, el censo del sistema solar y el seguimiento de los fenómenos transitorios.
Y es que, según Hernández, esto “es solo el comienzo”. El proyecto tiene un plan de una década para crear el mapa más detallado del universo jamás visto. “El instrumento va a hacer un barrido del cielo austral cada tres noches. Entonces se va a tener una foto completa del cielo austral y se va a hacer eso durante 10 años”.
“Al cabo de los 10 años, cada parte del cielo va a ser visitada entre 800 y 1000 veces”, detalla el ingeniero. “Eso significa que de cada galaxia que vamos a observar, se va a poder mirar su evolución en 10 años: cómo la galaxia cambió de posición, de luminosidad, de color probablemente, de forma. Y eso para cada uno de los 40 billones de objetos que va a observar este instrumento”, equipado con un avanzado telescopio de 8,4 metros y la cámara digital más grande jamás construida.
El desierto chileno es una ventana al universo
Fueron necesarios 20 años de trabajos para instalar este gigantesco telescopio, financiado por Estados Unidos, en la cima del Cerro Pachón, en el desierto chileno. La elección del lugar no fue casual, ese país alberga telescopios de más de 30 países. “Chile fue seleccionado por sus condiciones de baja humedad, de baja contaminación lumínica, de poca presencia humana en el sector, y la altitud hace que se preste muy bien para las observaciones astronómicas”, afirma Hernández.
Decenas de científicos de todo el mundo participan en esta aventura liderada por la National Science Foundation y el Departamento de Energía de Estados Unidos. Pero, una de las facetas más notables del proyecto es que no es exclusivo para ellos, cualquier persona interesada y con acceso a internet, puede observar estas fotografías inéditas.
La idea es “dar a disposición estas imágenes al público en general”, lo que “va a permitir que astrónomos aficionados puedan hacer descubrimientos y probablemente detectar cosas que los astrónomos profesionales y astrofísicos no han detectado”.
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