Vino desde España para reformarle la casa a su madre, y acabó sepultado bajo los restos del Jet Set

Este contenido fue hecho con la asistencia de una inteligencia artificial y contó con la revisión del editor/periodista.

Unos días antes, planeaba con su hermana Rocío Santana Benítez remodelar una propiedad que le había comprado a su madre, anhelando mejorar sus condiciones de vida.Seis días antes de la tragedia que segó 236 vidas en la discoteca Jet Set, Ramón Alberto Santana Benítez “Pipi”, regresó de España, donde residía, con la intención de cumplir uno de sus sueños: reconstruir la casa de doña Paulina Benítez, su madre.Ese deseo quedó frustrado la madrugada de aquel fatídico 8 de abril.”Pipi” figura en la lista de los fallecidos en la tragedia que sacudió al país y al mundo, con un nivel de letalidad que mantiene devastadas a cientos de familias.Unos días antes, planeaba con su hermana Rocío Santana Benítez mejorar una propiedad que le había comprado a su madre, deseando que tuviera una vida mejor.El joven de 31 años perdió la vida junto a su esposa Yanelsy Ramírez Chalas, quien también regresó de España. Ambos fueron sacados sin vida de entre los escombros y llevados al Instituto Nacional de Ciencias Forenses (Inacif), donde fueron entregados a sus familiares.Mientras esto ocurría, su madre, que los acompañaba en la fiesta de la discoteca Jet Set esa noche, fue trasladada al Hospital Plaza de la Salud, donde permaneció nueve días ingresada, siete de ellos en cuidados intensivos, sin saber la suerte de su hijo y su nuera.En una entrevista para LISTÍN DIARIO, Paulina Benítez relata que se enteró de lo sucedido con su hijo una semana después de ser enterrado en el cementerio de Bayaguana, en la provincia Monte Plata.Casi dos meses después del suceso, la madre de “Pipi” confiesa que el dolor de perder a su hijo es mayor que el de las heridas que aún son visibles en su cuerpo, tras el impacto del techo de Jet Set en su anatomía, especialmente de la cintura para abajo.Ya sentada en la sala de su casa en Bayaguana, y al preguntarle qué la motivó a ir a la fiesta, respondió que siempre fue admiradora del merenguero Rubby Pérez, quien también falleció en el centro de diversión. “Por muchos años he seguido su música, es más, me encanta y el tema con el que falleció (Color de Rosa), fui yo quien se lo pidió mediante un papelito”, cuenta la señora.”Tuve la oportunidad y no lo pensé dos veces”, dijo sobre la decisión de asistir a la fiesta en la emblemática discoteca. Ahora, en el proceso de recuperación, declara que se siente mejor de las heridas físicas, pero las del corazón siguen intactas.Visiblemente conmovida y sin poder evitar las lágrimas, precisa que su hijo era quien mantenía la mayoría de los gastos de la casa y que, con el largo periodo de su recuperación, se le han agotado los escasos recursos económicos que disponía, comprando medicamentos y enfrentando terapias muy costosas.Sin ayudaAl ser interrogada sobre si han recibido algún tipo de ayuda de las autoridades, Rocío Santana Benítez, hermana de “Pipi”, dijo que solo han recibido 25 mil pesos provenientes de la gobernación provincial.Añadió que no guarda rencor, pero quiere que, si hay culpables, asuman su responsabilidad. Sostiene que el dinero no le devolverá la vida a su hermano, sin embargo, señaló que hay muchas familias destrozadas que deben ser indemnizadas de alguna manera.Otra muerte dolorosaOtra muerte el pasado 8 de abril en Jet Set que también conmocionó a los residentes de Bayaguana fue la de Yeimi Alexandra Aquino, una abogada de 40 años.Ella tenía como plan inmediato ejercer el derecho como jueza, posición para la que se preparó y estaba a punto de lograrlo, pero la muerte la sorprendió, convirtiéndose en una de las víctimas de la mortífera tragedia de Jet Set.La abogada asistió a la fiesta invitada por una colega, que también falleció en la trágica noche del infortunio, dejando cuatro hijos al cuidado de su padre, Juan Francisco.Bayaguana, un pueblo de gente buena y trabajadora, no sale del asombro y los lamentos por la forma en que han perdido a tres de sus seres queridos.Sin embargo, la fe en el Cristo de los Milagros de la mayoría de sus habitantes les da la esperanza de creer que recibirán fortaleza de lo alto para reponerse de este duro golpe.