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Washington — Este miércoles, militares y tanques del Ejército de Estados Unidos arribaron a Washington para participar en un desfile militar organizado por el presidente Donald Trump. El evento celebra los 250 años del Ejército estadounidense y coincide con el cumpleaños número 79 del mandatario.
El centro de la capital se ha transformado en una zona similar a una base militar, con vehículos de combate cerca de monumentos emblemáticos como la Explanada Nacional.
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Se estima que el desfile contará con:
El costo aproximado oscila entre 25 y 45 millones de dólares, según informes oficiales.
Los efectivos permanecerán en edificios públicos de la capital, como el Departamento de Agricultura, durante los días previos al evento.
Uno de los mayores desafíos es evitar daños al asfalto, ya que los tanques Abrams pesan alrededor de 68 toneladas cada uno. Para ello, se instalaron placas de hierro en las calles, especialmente en zonas donde los vehículos deban girar.
El coronel Jesse Curry, del Cuerpo de Ingenieros del Ejército, explicó que estas medidas son necesarias para prevenir grietas y deterioro en la infraestructura vial.
El Servicio Secreto, encargado de la protección del presidente, implementará:
Además, frente a la Casa Blanca se construye una tribuna presidencial, similar a la usada en la investidura de Trump en 2017, pero que no se utilizó debido al clima extremo.
Estados Unidos no realiza desfiles militares a gran escala con frecuencia. El último ocurrió en junio de 1991, después de la primera Guerra del Golfo, durante el gobierno de George H. W. Bush. En esa ocasión, participaron 8,800 militares y asistieron alrededor de 200,000 espectadores.
Anteriormente, hubo desfiles tras conflictos históricos como:
Durante su primer mandato (2017-2021), Trump propuso un desfile militar, pero el proyecto se pospuso y finalmente se canceló por su alto costo. Esta vez, el evento se llevará a cabo, aunque ha generado debates sobre el gasto y la logística requerida.
El desfile del sábado será un momento histórico, aunque también ha planteado interrogantes sobre su impacto en la ciudad y su relevancia en la tradición militar estadounidense.
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