Este contenido fue hecho con la asistencia de una inteligencia artificial y contó con la revisión del editor/periodista.
Miami. — Una fuente del Departamento de Justicia de EU (DoJ) informó a EL UNIVERSAL que existe una investigación sobre el rol que jugó Belar Fuels Company LLC en el transporte del combustible “huachicol” fiscal desde Texas hacia la frontera mexicana. Quieren saber qué hay detrás de los 129 ferrotanques cargados con más de 15 millones de litros de diésel presuntamente ilegal, incautados por las autoridades mexicanas, el decomiso de “huachicol” más grande del que se tenga registro en México.
Lo primero que les llama la atención es que cada vagón, con capacidad de hasta 110 mil litros, fue cargado sin marcas visibles de origen inmediato, dijo una fuente del Departamento a este diario. Hoy se sabe ya que Ingemar S.A. de C.V., empresa mexicana con permisos de importación; y Belar Fuels Company LLC, registrada en Texas, son las empresas involucradas en el movimiento del tren con el hidrocarburo. Ambas, según fuentes oficiales, se encuentran bajo indagación, señaladas por participar en un posible esquema de subdeclaración sistemática; es decir, que por cada ferrotanque, solo habrían reportado un 10% del volumen real transportado.
El Departamento de Justicia estadounidense confirmó que revisará los registros administrativos a múltiples agencias federales para verificar si Belar cumplió con los requisitos que rigen la exportación ferroviaria de combustibles, y si incurrió en irregularidades al declarar el volumen, el destino o el uso del diésel. Las pesquisas también buscan esclarecer si hubo omisiones o encubrimiento dentro del sistema de monitoreo de EU.
Lee también Ovidio Guzmán se declara culpable de narcotráfico en EU; acepta que lideró el Cártel de Sinaloa que trafica fentanilo
De momento, ni la Oficina de Aduanas y Protección Fronteriza (CBP), ni la Agencia de Protección Ambiental (EPA), ni el Departamento de Transporte (DoT) han emitido algún comunicado público o alguna advertencia o notificación oficial que explique cómo pudo salir semejante volumen de combustible sin activar las alertas regulatorias. La carga, de hecho, sigue siendo un enigma; no se ha logrado determinar en qué terminal texana fue bombeado el diésel ni bajo qué condiciones fue registrado.
Ni Ingemar ni Belar han aclarado públicamente en qué punto físico ocurrió el bombeo del producto. La ausencia de esta información estaría bloqueando no solo el circuito de responsabilidad legal, sino cualquier posibilidad real de establecer si el diésel proviene de una refinería texana específica, si fue mezclado o si fue desviado en tránsito. Ese vacío técnico es uno de los obstáculos principales para judicializar el caso en cualquiera de los dos países.
Existe, sin embargo, una herramienta clave para averiguarlo: la huella química. Cada lote de diésel tiene una firma molecular única, influenciada por su crudo de origen, su proceso de refinación y los aditivos utilizados. De acuerdo con especialistas consultados, con espectrometría, cromatografía y análisis isotópico se puede rastrear la procedencia probable del combustible. En EU, esta tecnología está disponible en los laboratorios del Departamento de Energía o del Instituto Nacional de Estándares y Tecnología, pero hasta ahora no se ha ofrecido esa cooperación técnica a México. Ni México la ha solicitado.
Lee también La gasolina que mueve al crimen; guía fácil sobre huachicol fiscal en México
Porque si el diésel fue producido en Texas, pero exportado con pedimentos falsificados, entonces también existen responsabilidades penales del lado estadounidense, confirman especialistas. A diferencia del “huachicol” tradicional, que implica tomas clandestinas o sabotaje de ductos, el “huachicol” fiscal no se logra necesariamente con violencia, sino a través de papeles, formularios y permisos poco confiables. El combustible puede ser o parecer legal en origen, pero se vuelve ilegal por el modo en que entra a México, y eso es lo que origina las investigaciones del lado estadounidense.
Exportar diésel desde EU no está prohibido y venderlo a una empresa mexicana tampoco. Lo que se estaría revisando es que no esté debidamente fiscalizado el uso final, el destino económico, el cruce volumétrico real y el contenido en sí mismo; es decir, si se trata de combustible limpio o “lavado”. Por otro lado, alguien financió la operación, alguien alquiló los vagones, alguien firmó los manifiestos de transporte, alguien organizó la logística y selló los documentos. Lo que se busca es identificar a rostros invisibles, directivos, los intermediarios, los que firmaron las órdenes de carga. Informes de la Red de Control de Delitos Financieros de Estados Unidos (FinCEN) han advertido que este tipo de esquemas involucran a trabajadores corruptos en Pemex, aduanas y empresas privadas. Y al mismo tiempo, a diversas áreas estadounidenses, como ferrocarrileros, técnicos, personal de exportación, intermediarios logísticos, autoridades fronterizas, perfectamente capaces de mirar hacia otro lado mientras 129 tanques con combustible cruzan la frontera.
Nadie ha confirmado si el tren cruzó por Eagle Pass, Piedras Negras o por una vía alterna. Ni la ANAM de México, ni la Comisión Reguladora de Energía (CRE) de Estados Unidos, ni el SAT han publicado información que lo precise. Tampoco hay datos sobre la legalidad del pedimento, si fue legítimo, clonado o inexistente.
Lee también Detectan 4 empresas de “huachicol” en EU y México
Las autoridades estadounidenses aseguran que este tipo de organización cuenta seguramente con contadores, abogados, pólizas, logística profesional. Usa contratos de compraventa, giros legales, rutas formales. Hasta ahora, ni Belar ni Ingemar han sido sancionadas por la Oficina de Control de Activos Extranjeros de Estados Unidos (OFAC). Tampoco hay bloqueo de cuentas ni órdenes públicas.
EL UNIVERSAL buscó a Belar Fuels, pero hasta el cierre de la edición no obtuvo respuesta.
Agregar Comentario