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Nueva York, EE. UU. – El exgobernador neoyorquino Andrew Cuomo, de 67 años, comunicó este lunes su propósito de postularse en las elecciones generales de noviembre como candidato independiente a la alcaldía de Nueva York, tras perder las primarias demócratas ante el progresista Zohran Mamdani, según confirmaron medios locales y agencias internacionales.
En un video de 94 segundos difundido en redes sociales, Cuomo se disculpó por “haber defraudado” a sus seguidores en las primarias y señaló que dicha convocatoria apenas obtuvo un 13 % de participación electoral.
Subrayó que su campaña será enérgica y se enfocará en “soluciones reales”, destacando asuntos clave como la accesibilidad de la vivienda, calles más seguras y el acceso a la primera vivienda.
Estrategia independiente busca aglutinar votos moderados y desilusionados
Cuomo competirá por una línea independiente denominada “Fight and Deliver” (“Luchar y Cumplir”), un movimiento creado para atraer a demócratas descontentos, independientes y republicanos moderados, asegurando su presencia en la boleta general sin depender del partido demócrata.
El candidato evaluará su viabilidad y se comprometió a retirarse en septiembre si no lidera las encuestas entre los aspirantes anti-Mamdani.
Campo fragmentado y riesgo para candidaturas moderadas
El movimiento de Cuomo complica un panorama electoral ya concurrido. El alcalde Eric Adams también se presentará como independiente, y el republicano Curtis Sliwa ya tiene asegurada su nominación.
Analistas advierten que la participación de Cuomo y Adams podría dividir el voto moderado, beneficiando al progresista Mamdani, según la advertencia de figuras como el asambleísta David Weprin.
Andrew Cuomo busca convertir su derrota en las primarias en una nueva apuesta política, al reinventarse como candidato independiente bajo la línea “Fight and Deliver”.
Su meta: atraer a votantes moderados y desilusionados. Sin embargo, los obstáculos incluyen un campo dividido, la poca lealtad institucional -como el apoyo perdido de sindicatos y figuras políticas- y el recuerdo de los escándalos de su pasado, que todavía pesan en su reputación.
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