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La entrada de Gonzalo Castillo al escenario político dentro de las filas del Partido de la Liberación Dominicana (PLD) aparenta ser una nueva estrategia del presidente y líder (y dueño, según algunos) de esa organización. Con esta movida, el expresidente Danilo Medina reitera una estrategia previa de imponer un candidato que, si bien obtuvo un 38% en el proceso electoral de 2020, no es menos cierto que la decisión de designarlo como candidato presidencial, después de arrebatarle la candidatura al otrora líder, presidente del PLD y presidente de la República (eso dijeron y dicen y demostraron los seguidores de Leonel y algunos analistas políticos del país), terminó por dividir a ese partido. Creo en la democracia, dentro y fuera de cualquier organización, ya sea política, social, empresarial, sindical o de cualquier otra índole. Gonzalo Castillo fue un excelente ministro de Obras Públicas, con obras concretas y visibles, por las que se puede transitar a diario, en las grandes carreteras, autopistas y calles del país; eso es innegable, pero hay que recordar que Castillo enfrenta varios procesos judiciales por presuntos actos de corrupción durante su gestión en el MOPC, y que el gobierno utilizó (utilizando al ministerio como punta de lanza) durante el proceso electoral pasado para perjudicar al PLD tanto en el proceso electoral en el que participó Gonzalo, como en el de Abel Martínez. Esa estrategia, que cualquier analista con poca perspicacia puede determinar que fue deshonesta, se volverá a utilizar y el PLD podría quedar en peores condiciones que en 2014. Si Danilo intenta nuevamente imponer un candidato internamente en el PLD para que los represente en el torneo electoral venidero, podría resultar muy mal. Reitero que creo en la democracia en los partidos, Gonzalo puede y debe participar en el proceso interno peledeísta, pero debe despojarse del lastre, la camisa del danilismo, y trabajar con una imagen independiente, compitiendo de manera justa con Francisco Javier, Abel Martínez, Margarita y otros que pudieran surgir. Si Gonzalo emergiera como un candidato “impuesto por el danilismo”, veremos a Francisco, a Abel y a otros formar tiendas aparte o juramentarse en La Fuerza del Pueblo. Reitero, Gonzalo, que obtuvo un 38% en 2020, puede ser un mejor candidato que cualquier otro que compita en el partido morado, pero solo si surge como candidato de consenso, no impuesto por un reducido grupo que ha llevado al PLD a compararse electoralmente con lo que queda del PRD.
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