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Jasper Philipsen se adjudicó el primer jersey amarillo del Tour de Francia 2025 al imponerse al esprint en una primera etapa muy agitada, este sábado en Lille (norte de Francia), en la que Remco Evenepoel quedó relegado en un abanico y cedió 39 segundos con los favoritos.
En una etapa muy anhelada por los velocistas por contar con el premio añadido del maillot amarillo, Philipsen superó en la meta al eritreo Biniam Girmay y al noruego Soren Waerenskjold.
Fue la décima victoria en el Tour para el belga de 27 años. El hombre más rápido del Alpecin fue llevado a la perfección por sus compañeros Mathieu van der Poel y Kaden Groves para imponerse en el seno de un primer grupo de una treintena de corredores, entre ellos Tadej Pogacar y su gran rival Jonas Vingegaard.
El belga Remco Evenepoel y el esloveno Primoz Roglic se vieron en medio de la trampa de un abanico iniciado por el Visma de Vingegaard a 17 kilómetros de la meta. Los dos candidatos al podio perdieron 39 segundos, algo con lo que no contaban ni en el peor de los escenarios en esta etapa llana.
“Era nuestro plan utilizar el viento a 20 kilómetros de la meta. Funcionó. Un día estresante, pero un buen día para nosotros”, explicó el danés, dos veces ganador del Tour.
“Son unos segundos perdidos estúpidos. Nos dormimos, es un error colectivo, pero quedan 20 etapas. El año pasado teníamos un retraso de 40 segundos al cabo de cuatro etapas”, relativizó, por su parte, Remco.
La etapa, muy nerviosa, dejó numerosos damnificados en forma de caídas, problemas mecánicos y cortes, con los abandonos de dos especialistas en contrarreloj, el suizo Stefan Bissegger y el italiano Filippo Ganna.
El abanico de los Visma también eliminó a varios velocistas, entre ellos Tim Merlier y Jonathan Milan, que contaban entre los principales favoritos para la victoria ante un público especialmente entusiasta por el ciclismo en el norte de Francia.
Algo que facilitó la tarea para Philipsen.
“Ya gané el maillot verde (de la regularidad) hace dos años y la idea de poder colgar el maillot amarillo en mi salón es una sensación muy especial. No olvidaré nunca este día”, celebró Philipsen.
“El equipo realizó un enorme trabajo durante todo el día; hubo muchos nervios. Al final utilizamos nuestra fuerza de equipo. Yo tenía la piel de gallina en los dos últimos kilómetros, con todos esos aficionados; eso me dio una fuerza extra. “La llegada a Lille fue increíble”, añadió.
La etapa estuvo marcada también por la caída de Benjamin Thomas y de Mattéo Vercher cuando ambos corredores lideraban la carrera a unos 80 kilómetros de la meta, y se disputaban el esprint del repecho de Cassel por los puntos para la clasificación de la montaña.
Ambos lograron llegar a la meta y subieron al podio; Thomas para vestirse con el maillot a lunares de mejor escalador, y Vercher para recibir el premio a la combatividad.
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