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Joan Vargas: “Ser padre me transformó por completo”

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Este contenido fue hecho con la asistencia de una inteligencia artificial y contó con la revisión del editor/periodista.

Santo Domingo, RD. – “Saber que sería padre me transformó en un nuevo Joan con prioridad en la responsabilidad”.

El Día de los Padres es tal vez una fecha menos celebrada que la festividad de las madres, aunque con un valor tan profundo e igualitario por la labor y el rol determinante que juegan en la sociedad.

Joan Vargas, un destacado periodista que abre su corazón en el mes de los padres para recordar esas vivencias transformadoras que recaen en la palabra paternidad, nos comparte su historia marcada por los valores de responsabilidad, el ejemplo y la orientación.

“Saber que iba a ser padre fue un cambio radical para mí”, expresa Joan al recordar con nostalgia aquel primer momento cuando supo que tendría a su primer hijo, hace 15 años.

Relata entre sonrisas esos primeros pensamientos consistentes que generaron curiosidad en cómo sería ser padre y experimentar esta nueva etapa en su vida.

“Ya no solo soy yo, hay alguien más por quien preocuparse”, destaca.

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Hoy, con dos hijos: Dariel y Yahil Vargas, Joan coincide en que la responsabilidad ha sido el norte en la crianza con sus pequeños; esa labor, la de ser padre, fue la motivación para un cambio positivo en su personalidad de manera auténtica.

Según lo narrado por el periodista de El Día, un padre es algo más que solo concebir y ser proveedor de un hogar o hijos. Al ser padre te conviertes en un espejo, dejas de ser tú y necesitas predicar con el ejemplo, puesto que hay alguien más que está observándote para seguir esos pasos que has recorrido.

“Debes ser un referente de buen camino y ser visto desde el ejemplo”, puntualizó al expresar la importancia que tiene para él llevar una paternidad con huellas ejemplares para sus retoños.

Joan cuenta que lo más retador que ha tenido desde este hermoso rol es ser orientador. “Tengo un adolescente de 15 años y me toca ser su guía, su consejero, su escucha y orientarlo en sus inquietudes de adolescentes”.

“A mí me ha tocado ser lo que no soy”, dice ruborizado, “Ser esa persona que calma y que le brinda la paz que mi hijo necesita”.

La distancia de vivir en países distintos no impide ese contacto estable y la comunicación efectiva con su hijo mayor para guiarlo en sus días de baja en los deportes, pero también para celebrarlo en sus victorias. Sin embargo, la experiencia con el menor de los dos es totalmente distinta. Cada uno conlleva un amor igual y a la vez diferente por la diferencia en edad. Tener a esa persona que te espera para jugar, tener esas experiencias de alegría sustituyen el cansancio que pueda traer el trabajo.

Este padre recuerda como la anécdota más efusiva junto a sus dos hijos el momento en que ambos se conocieron. “Esa experiencia de identificarte, saber que eres mi hermano, pero que aún no te conozco bien fue un momento muy memorable y gracioso para mí”.

Hacer las cosas bien, ser una persona correcta y un buen profesional son algunas de las aspiraciones del legado que Joan Vargas anhela inculcar y heredar a sus hijos.

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