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El deterioro acelerado del sistema educativo nacional, producto de la permisividad de las autoridades, quienes nunca han puesto freno a los desmanes del gremio docente, que ha tenido cautivas a las autoridades y al magisterio por más de 25 años, llevando el sistema educativo oficial a un punto de no retorno, con el peligro de que estemos formando una nación de “borregos”, como en aquella obra de Stuart Mills, famosa en los años 60 del siglo pasado. El sistema educativo oficial está en estado crítico desde que los desmanes del politizado gremio de profesores hace lo que le da la gana con las autoridades educativas, imponiendo sus pareceres y sus demandas, siempre exageradas, pero no para mejorar la educación pública, que se ve atrapada frente al sistema privado que, gracias a Dios, permite que la juventud no se embrutezca del todo.
El 4% que recibe la educación de los ingresos nacionales no ha servido para mejorar la calidad de la educación pública. Lo único ha sido fortalecer el bienestar de los principales dirigentes adepeístas, quienes disfrutan de jugosos dividendos que, apoyados en una educación deficiente, les permite gozar de una calidad de vida envidiable. Pero, por sus orígenes, no saben disfrutar como los ricos de la alcurnia dominicana, de los placeres de la buena vida, pernoctando en los mejores resorts y acudiendo a los mejores restaurantes, y ocultan sus riquezas gracias a la generosidad del Estado, y continúan viviendo como si fueran pobres en su papel de humildes gremialistas.
No ha habido una voluntad política de las autoridades en los últimos 30 años para enfrentar los chantajes de los dirigentes de la ADP, quienes han sabido imponerse por encima del interés nacional, precipitando a la educación en un marasmo social de difícil erradicación, a menos que sea con medidas drásticas de prohibir las acciones de la ADP, ya que se trata de una necesidad nacional salvar a las generaciones dominicanas de su embrutecimiento y de por sí afectadas por un síndrome de la mala calidad educativa, impuesta por personas cuyo objetivo no es favorecer la educación de las generaciones jóvenes, sino sumirlas en un pozo de mediocridad, desorden e ignorancia.
Alguna vez en el futuro, el pueblo dominicano le cobrará a la ADP el daño producido por sus increíbles paralizaciones, sin razón, de la docencia. Y es que cuentan con un profesorado que, por miedo, se ha plegado a las demandas del gremio, aceptando sumisamente las exigencias de paralización frecuente de la docencia, lanzando a las calles a los miles de escolares del sector público, por lo cual su preparación contrasta con la que reciben los estudiantes del sector privado, que llenan a cabalidad sus programas y se les abren las puertas de la educación superior, local o en el extranjero.
La ADP ha sido exitosa en todas sus campañas de paralizar la docencia, ya sea a nivel regional o nacional, frenando la enseñanza por varios días, mientras ellos luchan con la superioridad escolar para convencerla de que deben otorgarle más aumentos para poder continuar ofreciendo en las aulas una educación mediocre y con las taras de vacíos académicos de importancia, en donde el apego a las aulas solo queda como una aspiración incumplida y sujeta a las aspiraciones de sus dirigentes, empeñados en embrutecer a las generaciones de jóvenes fracasados, en manos de esos gremialistas abanderados del cretinismo escolar dominicano.