Este contenido fue hecho con la asistencia de una inteligencia artificial y contó con la revisión del editor/periodista.
Nueva York.- La proliferación de grupos cuya imagen y música son creadas enteramente por inteligencia artificial (IA) es la cara visible de un fenómeno que comienza a disminuir la porción del pastel que comparten los músicos profesionales.Ya sea el ahora célebre Velvet Sundown con su rock setentero o Aventhis y The Devil Inside con su country refinado, es cada vez más usual que una creación directa de una interfaz de IA sobrepase el millón de reproducciones en Spotify.Detrás de estos conceptos reina la opacidad y los productores de esta música 100% IA son inalcanzables.A diferencia de Deezer, Spotify no especifica qué temas son generados completamente con esta tecnología.”En un futuro próximo, veremos surgir mucha música sobre la cual no podremos precisar quién la hizo o cómo se creó”, vaticina Leo Sidran, productor, compositor e intérprete.Para este artista galardonado con un Óscar, la aparición de estos grupos de IA “demuestra hasta qué punto muchas canciones son ahora comunes y previsibles”.El productor y compositor Yung Spielburg afirma en el podcast “Imagine AI Live” que la IA resalta la separación entre “la escucha pasiva y activa”.La escucha activa implica que las personas “estén interesadas en lo que tienes que decir” y se refiere a una música que, según él, tiene poco que temer por la llegada de la inteligencia artificial.Con la escucha pasiva, la que se realiza cuando uno prepara la comida, durante una cena o cualquier tarea en casa, “no buscas saber quién es el artista”.Si los programas se vuelven lo suficientemente avanzados para que las “personas no puedan notar la diferencia” en la escucha pasiva, los sellos discográficos y las empresas “optarán por la IA generativa”, pronostica, “porque no tendrán que pagar derechos”.Las plataformas de streaming “ya llenan listas de reproducción con música de ‘ambiente'”, a menudo adjudicada a artistas misteriosos sobre los que no hay ninguna información, añade Dennis DeSantis, profesor en la Universidad de Rochester.Más allá del streaming, películas, series, publicidad o espacios públicos son presas fáciles para esta producción sintética porque “la música está en segundo plano”, sostiene el académico.Aunque estas piezas solo se generan parcialmente con IA, el fenómeno reduce, de hecho, el volumen de trabajo disponible para la profesión.”Los músicos lo tendrán aún más difícil para ganarse la vida”, advierte Mathieu Gendreau, profesor en la Rowan University y especialista en la industria.”Quizá sea éste el problema primordial”: “cómo se distribuirá el dinero”, agrega.Sidran dice haber constatado una “fuerte desaceleración” de la actividad desde el otoño pasado, una sensación compartida por sus contactos en el medio.”Sospecho que la IA tiene mucho que ver”, sugiere este animador del podcast “The Third Story”.”Siento que muchos clientes que usualmente me encargarían música lo resuelven ahora con IA”, agrega.El avance tecnológico ya ha revolucionado varias veces el mundo de la música, desde la radio al streaming, pasando por el ‘beatbox’ o caja de ritmos o el software de grabación y edición Pro Tools.Pero para George Howard, profesor en el prestigioso Berklee College of Music, “la IA representa un reto sin parangón” con todo lo anterior.El camino a seguir pasa, según él, por los tribunales, donde se encuentran numerosas causas que enfrentan a los titulares de los derechos con los gigantes de la IA generativa, un proceso que puede tardar meses o incluso años en resolverse.Acostumbrado a un entorno cada vez más arduo desde principios de los años 2000, Mathieu Gendreau reconoce que la IA “se instalará de manera duradera porque es barata y práctica”.Para ayudar a sus estudiantes a sobrevivir en este mundo, les enseña que “la música es solo una parte” de la ecuación. “Hay que ser emprendedor” y “tener varias actividades”, diversificarse.Leo Sidran intenta ser optimista y ve “una oportunidad para que los artistas resalten lo que los hace únicos”.”No busquen hacer algo esperado”, insiste, “porque la IA también lo habrá hecho”.
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