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Si no era su intención, la ministra de Interior y Policía, Faride Raful, ha terminado por evadir el tema de los feminicidios y la violencia machista en el país. Pero si educar a la población es una vía para combatir la epidemia, como ha propuesto, la iniciativa compete a las autoridades.
El malestar se ha disparado estos días con los casos que involucran a agentes de la Policía. A ese respecto, la funcionaria aclaró que el problema no es exclusivo del cuerpo policial, sino de toda la sociedad.
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Y de ahí su llamado a educar al pueblo dominicano, porque desde su perspectiva, la agresión contra las mujeres se da en todas partes.
No se quedó en el aire, sino que trazó algunas pautas al señalar que se debe educar en la tolerancia, en el respeto a la dignidad de todos.
En una sociedad tan diversa y heterogénea, en que incluso la educación básica no termina de funcionar, concientizar a la población sobre las consecuencias de la violencia contra las mujeres es evidente que requerirá mucho tiempo y recursos.
Lo más práctico parece por ahora que cada institución cumpla con sus responsabilidades sin esperar una integración total, que sería siempre lo ideal, dadas las características y condiciones de la población.
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