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Cada día, al hospital Al-Shifa en la ciudad de Gaza llegan más personas con desnutrición…
Musab, de 14 años, yace en una de sus camas. En mayo, una bomba israelí lo hirió en el cráneo y lo dejó paralizado. Solo puede alimentarse por sonda, pero la falta de nutrientes, debido al cerco alimentario de Israel, lo ha dejado en los huesos…
Ali Musab Al-Dibs, padre de Musab, cuenta: “Musab sufre fiebre alta, convulsiones, problemas respiratorios y ahora una grave pérdida de peso por la falta de comida, agua, leche y de todo en Gaza… Musab pesaba 35 kilos, y ahora no supera los 15”.
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“Los niños de mi familia están desnutridos. A causa del bloqueo no hay comida saludable para ellos. Solo comemos una vez al día. No hay muchos productos en Gaza y los precios son muy caros”
Shaza, desplazada de la Franja de Gaza”
Su padre, Ali, describe una hambruna que se está extendiendo. Los decesos relacionados con la desnutrición superan el centenar desde octubre de 2023, y la mitad ocurrieron este julio. De la cifra total de fallecidos, un 70 % eran bebés y niños.
Ali teme por su pequeño y ruega, impotente, que lo evacúen de la franja: “Lloro mucho porque no puedo hacer nada por Musab. No puedo ofrecerle nada. Apelo a la comunidad internacional para que le ayude a recibir tratamiento fuera”.
En la capital gazatí también está Shaza. Desplazada del norte a la fuerza, se refugia con su hijo, su marido y otros 12 familiares. Está desesperada, porque conseguir comida es casi imposible: “Los niños de mi familia están desnutridos. A causa del bloqueo no hay comida saludable para ellos. Solo comemos una vez al día. No hay muchos productos en Gaza y los precios son muy caros”.
Sin alimentos y con escasez de insumos, los médicos tratan esta desnutrición como pueden.
Daniela de Oliveira Mota, responsable de enfermería de Médicos sin Fronteras, explica que están desbordados, y que el suplemento nutricional que dan a los niños no solo no es efectivo sin una alimentación adecuada, sino que para la mayoría hoy sirve de única comida.
“Los niños que atendemos, en muchos casos, llegan con un aspecto esquelético, casi cadavérico. Con frecuencia esos bebés son hijos de madres que ya sufrían desnutrición durante el embarazo”, explica Daniela.
Daniela agrega que, en teoría, esta crisis podría resolverse con el ingreso irrestricto de ayuda. Pero, en el terreno, sus secuelas pueden ser irreparables en niños menores de 5 años.
La responsable de MSF no duda al decir que la desnutrición puede tener consecuencias permanentes a largo plazo; puede afectar seriamente su desarrollo físico y cognitivo; y que, en algunos casos, “incluso si los alimentos llegaran ahora, ya sería demasiado tarde”.