Este contenido fue hecho con la asistencia de una inteligencia artificial y contó con la revisión del editor/periodista.
La orquesta Agustín de Jesús, formada por niños y adolescentes, se ha convertido en un ejemplo de educación musical primaria en República Dominicana. En la Escuela Parroquial Padre Arturo y el Liceo Madre Ascensión Nicol, en 1993, las hermanas dominicas del Rosario, Teresa Pagán y Carmen Curado, tuvieron la idea de crear una banda de música para acompañar los actos escolares, y contrataron al profesor Agustín de Jesús, quien se encargó de formar a jóvenes y niños de la escuela en distintos instrumentos.
La orquesta Agustín de Jesús es un ejemplo de educación musical para niños, niñas y adolescentes a nivel nacional. La historia empezó en 1993 como una banda de marchas, pero en 2018 el proyecto tomó otro rumbo. Inspirado por acercar a los estudiantes a sus raíces, el maestro decidió transformar la banda en una orquesta de merengue. “Los niños comenzaron a enamorarse del repertorio porque escuchaban las canciones en la radio, y la gente se identificaba al verlos tocar. Fue un despertar cultural”, recuerda.
Este cambio no solo mejoró el desempeño artístico de los jóvenes, sino que conectó generaciones a través del merengue, un género que, en medio del auge urbano, parecía caer en el olvido. Así nació el álbum “De vuelta al merengue”, una producción pionera que une tradición, talento y trabajo en equipo.
El actual director de este proyecto es el profesor Alexander Vásquez, egresado de la orquesta, que estudió en el conservatorio de música de Santo Domingo, y al fallecer el Profesor Agustín de Jesús, quedó al frente del proyecto como líder.
“Soy nativo de Monte Plata y fui parte de esta banda en 2004-2005. Volver como director fue cerrar un ciclo. Iniciamos con cinco estudiantes, y hoy somos una familia musical de más de 20 integrantes que han conquistado escenarios y corazones”, cuenta emocionado.
El disco no surgió por casualidad, sino como resultado de un año de esfuerzo, talento y sacrificio. Con composiciones originales, algunas creadas por una joven bajista de la banda que desde 4to de bachillerato mostró sus inclinaciones hacia la composición, y ejecutado por estudiantes multiinstrumentistas, el álbum representa una verdadera hazaña artística y educativa.
“Investigamos y no encontramos antecedentes de un álbum escolar de merengue en el país, y lo más importante: fue hecho desde una escuela pública rural”, afirma el director.
El álbum era un gran sueño, pero para lograrlo, los jóvenes tuvieron que comprometerse a participar en actividades fuera de la escuela, tocar en fiestas patronales y otras actividades, sin comprometer la integridad de los adolescentes y niños que forman parte de la orquesta, pero que les permitieran conseguir recursos para costear viajes y ahorrar para el gran proyecto.
Con pocos recursos y sin un gran patrocinador detrás, la banda logró lo imposible: producir un disco de calidad profesional. Las grabaciones se realizaron con los propios estudiantes como músicos y cantantes, mientras que las familias aportaron económicamente y los profesores coordinaron cada paso.
“No hubo lujos, pero sí corazón. Los músicos no cobraron por grabar, lo hicieron por amor al proyecto. El productor y el estudio nos dieron precios simbólicos. Cuando tocamos en eventos privados o institucionales, lo recaudado se usa para pagar transportes, alimentación o uniformes. Todo vuelve al proyecto”, explica el maestro.
Gracias a ese esfuerzo colectivo, han tocado en importantes escenarios nacionales: Gala Nacional de Arte, Feria del Libro, programas de televisión, y recientemente en la Tesorería Nacional y eventos organizados por el Ministerio de Educación.
Más allá del merengue y la técnica, este proyecto ha sido una herramienta de transformación social. La educación musical en Monte Plata no son solo notas y partituras: es identidad, disciplina, pertenencia y sueños.
Desde el trabajo en primaria con flauta y coro, se identifican talentos que luego son guiados hacia instrumentos más complejos en secundaria. La incorporación a la modalidad artística en 2023 ha sido clave para fortalecer esta misión, ahora son un politécnico en Artes.
“Los estudiantes se motivan porque sienten que su trabajo tiene valor, que su música llega lejos. Cuando viajamos, cuando alguien los aplaude en televisión, entienden que pueden lograr grandes cosas, sin importar de dónde vienen”, dice el director.
La historia de la Orquesta Agustín de Jesús no solo debe celebrarse, sino replicarse. Como país, esta experiencia nos invita a repensar cómo valoramos y financiamos el arte en nuestras escuelas.
“Desde las aulas podemos devolver a nuestros jóvenes el amor por sus raíces. Hemos visto cómo ellos, solos en un minibús, eligen merengues de los 80 para escuchar. Aman nuestra música. Solo necesitan el espacio para expresarse”, concluye el director.
La orquesta. 24 estudiantes componen la orquesta Agustín de Jesús, con edades entre los 10 y los 17 años.
El proyecto cuenta con la confianza e integración de los padres, lo que les permite trasladarse a diferentes puntos del territorio nacional.
El programa cuenta actualmente con seis profesores de música que acompañan a los jóvenes, lo que ha permitido fortalecer la formación técnica y artística del grupo.
Agregar Comentario