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PALM BEACH, Florida — En Palm Beach no hay mapas estelares. Se precisa un guía, y Dana Koch lleva 22 años vendiendo inmuebles allí.
“Howard y Beth Stern viven aquí”, dijo, señalando una puerta. “Pagó unos 50 millones de dólares por ella hace años. Ahora vale 200 millones”.
El cantante Jon Bon Jovi reside allí. Ese terreno fue de Jeffrey Epstein, cuya casa fue demolida.
Estos han sido meses muy movidos para Koch, de 52 años. Palm Beach alberga el club privado del Presidente Donald J. Trump, Mar-a-Lago. Tras las elecciones de noviembre, se firmaron contratos de propiedades por un valor de 100 millones de dólares en una semana.
Las ventas de casas unifamiliares aumentaron un 67 por ciento entre noviembre y mayo, comparado con el mismo período del año anterior. Esto tuvo poco que ver con Trump, dicen los agentes inmobiliarios. La mayoría de las compras fueron realizadas por personas que esperaban claridad sobre la economía tras las elecciones.
Pero durante años, celebridades y multimillonarios del círculo de Trump se han mudado a la zona, una de las más caras del mundo. Sylvester Stallone gastó 33.5 millones de dólares en una propiedad junto al mar en 2020.
Pero el verdadero impacto económico y cultural de la segunda Administración Trump es la ruidosa afluencia de jóvenes republicanos fiesteros, buscadores de favores y políticos que han alterado el ecosistema social.
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