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El encuentro anual de periodistas dominicanas, que tuvo lugar en un espacio centralizado, fue un llamado a la acción urgente para abordar los discursos de odio, el ciberacoso y la violencia simbólica que afecta a quienes ejercen en la comunicación y la política con perspectiva de derechos.
Según el estudio “Sin Filtro” (LLYC, 2024), este tipo de violencia ha crecido un 30% en República Dominicana, incrementando la hostilidad en redes sociales hacia mujeres líderes. Fue precisamente ese contexto el que impulsó a las panelistas a alzar sus voces, compartir sus hallazgos y proponer estrategias para resistir.
En un ambiente cargado de reflexión y fuerza colectiva, el panel inició con la afirmación de Cándida Díaz, directora de la Escuela de Comunicación de UTESA, quien evidenció una realidad silenciada: “En un estudio que hicimos nos dimos cuenta de que las mujeres nos autocensuramos”. Su intervención generó un necesario debate sobre cómo el miedo y la presión en entornos digitales impactan la libertad de expresión de periodistas y académicas, incluso antes de que puedan ejercer plenamente su oficio.
La conversación cobró fuerza con las palabras de Marien Aristy Capitán, jefa de redacción del periódico Hoy, quien, basándose en su experiencia en las redacciones, instó a la unidad: “Las mujeres debemos seguir reclamando, debemos seguir hablando. Lo que no hemos logrado es porque no nos hemos unido”. De esta manera, reivindicó el poder transformador de lo colectivo frente a una estructura que, por diseño, fragmenta y debilita.
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Desde una perspectiva institucional, Olaya Dotel Caraballo, viceministra de Cooperación Internacional, invitó a reimaginar la comunicación como un espacio para construir alianzas. “La gran oportunidad hoy es construir una narrativa que erradique la violencia y ponga sobre la mesa los valores que nos unen”, expresó, convocando a repensar los discursos como puentes que humanizan y transforman.
Con mirada crítica, Zoraima Cuello, vicepresidenta del Partido de la Liberación Dominicana, enfocó la atención en la contradicción que enfrentan las mujeres en el ecosistema digital. “Somos las que más utilizamos las plataformas, y esto nos coloca en una posición vulnerable”, advirtió, revelando que la hiperconectividad no siempre implica protección, sino exposición.
Por su parte, la diputada de la Fuerza del Pueblo, Juliana O’Neal, desde Santo Domingo Este, reconoció que la tecnología puede ser una aliada, siempre que se utilice con una ética transformadora. “La digitalización es una herramienta que debe servir para mejorar la humanidad”, declaró, celebrando su potencial como fuerza de cambio y justicia.
Virginia Antares Rodríguez, excandidata presidencial de Opción Democrática, trasladó el debate al terreno del poder económico, señalando con firmeza: “El poder económico lo concentran mayormente los hombres. Es una deuda pendiente de la democracia”. Su intervención sacudió las estructuras que limitan la equidad política y financiera en el país.
El cierre estuvo a cargo de Millizen Uribe, subdirectora de Hoy Digital y moderadora del panel, con una frase que resonó como un llamado a la acción fundamentada: “El dato mata el relato. Por eso es vital que las mujeres asumamos la cultura del dato”. En sus palabras se sintetizó la urgencia de resistir no solo con voz, sino también con evidencia, como una estrategia poderosa frente a la desinformación.
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