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Tras cada línea, escena y gesto, hay una mujer que entiende el cine como un arte con un lenguaje poderoso. Solly Durán es esa actriz dominicana para quien actuar es más que eso. Para ella “no es fingir, es desnudarse”, es “un acto de memoria, de rebeldía y de amor”.
Solly no es nueva en este mundo de la actuación, tiene una larga trayectoria en el séptimo arte. Ya nos ha deleitado con sus actuaciones en “Cabin Fever 3: Patient Zero”, “El hoyo del diablo”, “Cinderelo” y obviamente en la popular serie nominada a seis Globos de Oro: “Orange Is The New Black”.
Desde sus inicios hasta hoy la intérprete ha recorrido un camino de profunda evolución, en el cual no solo ha construido una carrera desde la autenticidad, también ha aprendido a escuchar más, a decir “no”, y a “elegir desde el propósito y no desde el ego”.
“Ha sido una evolución que va mucho más allá de lo técnico. Empecé en esta carrera siendo muy joven, con muchos sueños, muchas ganas… y también con una mirada algo ingenua del oficio. Hoy siento que esa mirada se ha ido profundizando. He aprendido a escuchar más, a observar más, a trabajar desde lo sutil. Cada personaje que he interpretado me ha dejado algo, me ha enfrentado a mis miedos, me ha revelado partes de mí que no conocía… Me he equivocado, me he reinventado, y sigo en el proceso”, manifestó a Qué Pasa! durante una entrevista.
Manifestó que apuesta a la creación “y a dejar de esperar que ‘nos llamen’, empezar a contar nuestras historias con nuestra voz, desde nuestra raíz. Por eso fundé The Studio, que más que una escuela o productora, es una incubadora de talento e ideas”, dijo.
Agregó que a través de ésta apoya al talento dominicano, a las mujeres, delante y detrás de cámara. “A los guiones que nadie se atreve a producir porque ‘no son comerciales’. Estoy apostando a que el cine sea un espacio de riesgo, de identidad, de revolución emocional”.
La clara visión que tiene Solly Durán de la autenticidad y su firme objetivo de actuar en historias con un mensaje profundo, y que construyan una industria más responsable y verdadera, la ha llevado a rechazar varios papeles por no alinearse con sus valores o por perpetuar estigmas.
“Hay personajes que, por más que te los pinten como una ‘gran oportunidad’, si refuerzan estereotipos dañinos o reducen a la mujer a un objeto, no los hago. No me interesa contar historias que nos resten. Prefiero esperar un buen guion que me sume, a hacer uno que me reste. He aprendido que el ‘no’ también es una herramienta creativa. Elegir desde los valores y desde el respeto es parte de mi responsabilidad como actriz y como mujer”, afirmó.
Durán, quien representa con orgullo a los dominicanos en escenarios internacionales, llegará a la gran pantalla, en el papel de una mujer que no pide permiso, fuerte, compleja, con cicatrices y luces, en la película “A tiro limpio”.
Describió al largometraje dominicano, que se exhibirá desde el 7 de agosto, en todos los cines del país, como una producción cruda, directa y sin adornos, que habla con el corazón en la mano y que no busca agradar, sino decir algo, y decirlo sin tapujos.
“Es una historia que duele, que sacude, y que invita a reflexionar sobre la violencia, la justicia y la dignidad en contextos donde muchas veces no hay espacio para respirar”, explicó, al mismo tiempo que enfatizó que ésta la obligó a salir de su zona de confort y a confiar más en su instinto que en la forma.
“Es el tipo de cine que me mueve como actriz y que me encantaría ver más en nuestra región. (…) Estar ahí, formar parte de ese universo narrativo, fue como entrar a una selva emocional: intensa, impredecible, poderosa”.
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