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Córdoba, 24 jul (EFE).- ¿Cómo se crea un paisaje forestal más resistente a los incendios? Un equipo de la Universidad de Córdoba se encuentra trabajando para contestar a esta pregunta y está creando un nuevo índice complejo para ayudar a diseñar bosques más resilientes en lo ecológico, económico y social frente a los fuegos forestales.
Los investigadores están analizando grandes cantidades de datos sobre incendios forestales, su comportamiento y sus efectos en el entorno, según ha informado este jueves la Universidad de Córdoba.
El objetivo de este estudio no es evitar que haya incendios, “algo difícil en los ecosistemas mediterráneos, sino reducir su severidad, limitar sus daños y facilitar la recuperación del territorio”.
“Los incendios seguirán ocurriendo”, según ha explicado Guillermo Palacios, que participa en el proyecto y dirige la investigación en la Universidad de Córdoba, “pero podemos diseñar paisajes que convivan mejor con ellos, que frenen su propagación y se recuperen antes”.
Una de las particularidades del proyecto es que tiene en cuenta los escenarios futuros de cambio climático, algo fundamental en la gestión forestal porque “las decisiones que tomamos hoy deben anticiparse a los escenarios climáticos que tendremos dentro de 30, 40 o 50 años, cuando el bosque que estamos gestionando deberá estar plenamente adaptado”.
El equipo de investigadores trabaja en el desarrollo y validación de una herramienta digital que analiza cómo se han comportado los incendios forestales en diferentes entornos durante las últimas décadas.
A partir de datos geográficos, ecológicos, sociales y económicos, buscan detectar patrones que permiten evaluar el grado de resiliencia de un paisaje determinado, gracias a modelos de aprendizaje automático, una rama de la inteligencia artificial.
Diseñar este índice de resiliencia es una tarea compleja que requiere un enfoque multidisciplinar, ha añadido la Universidad.
Guillermo Palacios ha señalado que “no es fácil definir qué es un paisaje resiliente” porque “para un ingeniero gestor forestal es el que resiste el fuego y se regenera rápido tras un incendio, pero para un habitante local puede ser el que le permita mantener su sustento de vida y, para un gestor público, el que tenga mayor valor paisajístico o turístico”.
Por ello, “todos esos puntos de vista deben estar reflejados en el índice y su herramienta de cálculo y cartografía”.
Además de usar datos ecológicos como la estructura y composición de la masa forestal, la fragmentación del paisaje o las características climáticas, el índice también considera factores sociales y económicos como la accesibilidad, los caminos de acceso, la proximidad de la población, los usos del suelo o la disponibilidad de medios de extinción.
El objetivo de la herramienta es ayudar a traducir los datos en recomendaciones concretas, como la creación de parches de vegetación con diferentes características de combustibilidad o la introducción de especies que pueden favorecer una regeneración eficiente tras un episodio de incendio.
El ahorro económico que puede generar esta herramienta es “difícil de cuantificar”, pero los costes derivados de un incendio van mucho más allá de la pérdida de arboleda, ya que afectan al agua, a las emisiones de carbono, el paisaje, el turismo, la recolección de productos silvestres y la seguridad de las personas.
Esta investigación se enmarca en el proyecto Refloresta, cofinanciado por Interreg POCTEP y FEDER, y es una colaboración transfronteriza entre entidades de España y Portugal, que reúne administraciones, universidades, empresas y asociaciones forestales como las universidades de Trás-os-Montes e Alto Douro, la Universidad de La Coruña, las comunidades de Castilla y León y Andalucía, y las empresas IDAF Y Bóreas. EFE
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