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Después de más de 10 años de desarrollo, reescrituras, rechazos y una perseverancia férrea, finalmente llega a la gran pantalla “A tiro limpio”, una película de acción dominicana que no solo se atreve con el género más exigente del cine, sino que lo aborda con una visión rigurosa y profundamente personal.
Jean Guerra, director de la cinta, conversa con Qué Pasa! sobre los desafíos que marcaron este proyecto, el compromiso con la autenticidad, y su deseo de que el cine dominicano se proyecte más allá de sus fronteras.
Llevar una película como “A tiro limpio” a la pantalla ha tomado más de una década. ¿Cuál fue el mayor reto durante ese extenso proceso y qué fue lo que finalmente hizo posible su realización?
El reto más grande fue simplemente no darme por vencido. Fueron años de escribir, reescribir, buscar apoyo y, muchas veces, escuchar “no”. Pero algo dentro de mí siempre me decía que esta historia tenía que hacerse. Lo que finalmente la hizo posible fue que llegó el equipo correcto, el momento idóneo… y ya no había marcha atrás.
El uso de armas reales, aunque modificadas, y la presencia de especialistas en escenas de acción indican un nivel de rigor poco común en el cine caribeño. ¿Qué criterios usaste para equilibrar el realismo con la seguridad del elenco y del equipo técnico?
Lo primordial fue tener respeto por el trabajo de todos. Desde el principio dije: “vamos a hacer acción, pero sin poner a nadie en riesgo”. Trajimos especialistas con experiencia real, realizamos entrenamientos, y cada escena se ensayó incontables veces. Queríamos que se viera real, pero sobre todo que todos se sintieran seguros.
En su esencia, “A tiro limpio” es una historia de venganza y crimen, pero también parece abordar dinámicas de poder y justicia. ¿Qué te interesaba explorar a nivel temático más allá de la adrenalina y la acción?
A mí siempre me ha interesado contar historias donde los personajes cargan algo humano, algo roto. Esta historia no es solo balas y persecuciones, también habla de lo que uno está dispuesto a hacer cuando la justicia no llega. Es una crítica, una reflexión, y una catarsis al mismo tiempo.
La película cuenta con un elenco muy diverso, que mezcla actores consagrados, músicos y nuevos talentos ¿Cómo fue el proceso de dirección con un reparto tan amplio y qué buscaste en cada actor para construir este universo?
Fue una locura hermosa. Cada actor aportó su energía, su visión, y lo mejor fue que todos confiaron en el proyecto. Lo que yo buscaba era verdad. No me importaba si venías del teatro, del cine o de la música: si podías hacerme creer que ese personaje eras tú, estabas dentro.
Tu perfeccionismo como director ha sido destacado por actores como Frank Perozo. ¿Hubo alguna escena o secuencia en particular que definiera el estándar de calidad que te propusiste alcanzar con esta película?
Sí, sin duda la escena de acción que filmamos en el elevado de la Kennedy fue la más exigente de toda la película. Estuvimos tres días completos grabando bajo un sol implacable, con más de 100 extras, persecuciones, tiroteos, acrobacias… todo sincronizado al milímetro. Fue como armar una coreografía gigante en medio del caos urbano. Esa secuencia fue una prueba de fuego para todos, y ahí quedó claro el estándar que queríamos: cine dominicano al más alto nivel, sin atajos.
Después de tantos años de trabajo, ¿qué esperas que experimenten los cinéfilos cuando se sienten a ver “A tiro limpio”? ¿Crees que puede cambiar la percepción del cine de acción dominicano a nivel local e internacional?
Quiero que salgan del cine diciendo: “¡Wow, eso se hizo aquí!”. Que se sientan orgullosos del nivel de cine que podemos hacer en RD. Creo que “A tiro limpio” puede abrir una nueva puerta para el cine de acción en el Caribe, y demostrar que tenemos historias potentes, y talento.
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