Tecnologia

Aquí hay cinco acciones diarias que están perjudicando tu portátil sin que te des cuenta

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Escribiendo profesionalmente desde 2017 para medios y blogs en español.

Este contenido fue hecho con la asistencia de una inteligencia artificial y contó con la revisión del editor/periodista.

Cádiz (1973) Redactor y editor especializado en tecnología. Escribiendo profesionalmente desde 2017 para medios y blogs en español.

Un ordenador portátil es una herramienta delicada, aunque lo usemos a diario como si fuera indestructible. Y aunque prestemos atención a programas, antivirus o actualizaciones, a menudo lo que de verdad marca la diferencia son los pequeños hábitos físicos que repetimos sin pensar. Son esos gestos rutinarios los que terminan reduciendo el rendimiento, la autonomía de la batería o incluso la vida útil del equipo.

Obstruir las rejillas de ventilación

El sobrecalentamiento es uno de los peores enemigos de cualquier portátil. Usarlo en la cama, sobre cojines o incluso en las piernas bloquea las entradas y salidas de aire. El resultado es que el procesador y la tarjeta gráfica trabajan a más temperatura, lo que reduce su eficiencia y desgasta los componentes internos con el tiempo. Lo mejor es colocarlo sobre superficies firmes y, si es posible, usar una base de refrigeración.

Mantenerlo siempre conectado

Mucha gente mantiene el portátil enchufado al cargador incluso cuando la batería ya está llena. Aunque los sistemas modernos evitan la sobrecarga, este hábito genera calor constante y un estrés innecesario en las celdas de la batería. A la larga, eso se traduce en una autonomía mucho menor. Lo más recomendable es alternar el uso con batería y enchufarlo cuando baje del 20 o 30 %.

Transportarlo sin apagarlo

Cerrar la tapa y meterlo en la mochila sin verificar que está apagado puede ser un problema. Si el equipo entra en suspensión o hibernación, sigue generando calor dentro de un espacio cerrado. Esto, además de gastar batería, puede dañar componentes internos sensibles. Lo ideal es apagarlo completamente si sabes que no lo vas a usar en un buen rato.

El clásico café de la mañana o el bocadillo mientras trabajas son más peligrosos de lo que parecen. Las migas y el polvo terminan entrando por las teclas, y un solo líquido derramado puede arruinar la placa base en segundos. Existen protectores de teclado, pero lo más efectivo es separar las comidas del espacio de trabajo.

Descuidar la limpieza básica

El polvo acumulado no solo ensucia, también afecta al rendimiento del ventilador y favorece el calor. Pasar un paño de microfibra por la pantalla, limpiar el teclado con aire comprimido y aspirar con cuidado las rejillas de ventilación cada cierto tiempo prolonga la vida del equipo más de lo que parece.

En definitiva, no se trata de convertir el portátil en un objeto intocable, sino de corregir hábitos que, sin darnos cuenta, lo castigan día a día. Evitar el calor innecesario, cuidar la batería y mantenerlo limpio son gestos sencillos que se traducen en un equipo más rápido, eficiente y duradero.

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