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Ojo por ojo. California ha aprobado tres nuevas leyes que le permiten modificar los mapas electorales del Estado, el más populoso del país. La votación en la asamblea local se dio rápidamente, tan solo un día después de que Texas, el gran baluarte republicano, modificara sus distritos electorales para ampliar su representación en la Cámara de Representantes de Washington el próximo año. Los legisladores californianos apenas han dado el primer paso y apuntan a una fecha clave: el 4 de noviembre, cuando los nuevos mapas electorales serán sometidos a un referéndum popular en una elección especial.
Los demócratas han aprobado tres nuevas leyes. La primera es una enmienda a la Constitución estatal para adoptar los nuevos mapas, una práctica conocida como *gerrymandering*. La segunda incluye los nuevos límites a los distritos electorales para favorecer a los demócratas. La tercera norma es la que convoca a celebrar una votación especial, donde los votantes tendrán que avalar la modificación. La elección es necesaria porque el Legislativo ha usurpado las funciones de una comisión especial independiente que se dedica, desde hace casi 15 años, a trazar estos mapas con información demográfica obtenida de los censos de población.
El proceso legislativo transcurrió sin inconvenientes, pues los republicanos ocupan solo 19 de los 80 escaños en la cámara baja de Sacramento. La minoría había acudido al Supremo estatal para intentar frenar la apisonadora demócrata. En una demanda de emergencia presentada esta misma semana acusaron al partido gobernante de cometer irregularidades en un proceso viciado en sus tiempos. Los jueces del tribunal, sin embargo, desecharon la demanda la noche del miércoles, abriendo la puerta al rediseño. Aun así, dos miembros de la bancada demócrata se abstuvieron en la votación, que salió adelante con 57 votos a favor y 20 en contra.
En el inicio del debate legislativo, los demócratas explicaron por qué estaban haciendo estos cambios. “Estamos aquí porque el expresidente Trump y los republicanos de Texas y otros Estados están redibujando los distritos legislativos a la mitad de la década para manipular las intermedias”, aseguró Marc Berman, un congresista que representa un distrito cercano a San Francisco. “[El presidente] es alguien que habla con insistencia de la posibilidad de buscar un tercer mandato y que ahora se ha dado cuenta de que sus políticas son terriblemente impopulares y que los votantes podrán expresarse en los comicios del próximo año. Está tratando de amañar la elección y mantenerse en el poder”, añadió Berman.
El congresista Mike Gallagher, el líder de la minoría republicana en la Asamblea de California, admitió que estuvo mal que Trump iniciara esta disputa nacional por la manipulación de los distritos. Pero puso en duda que la respuesta correcta sea la de pagar con la misma moneda. “¿Qué pasa si sigues luchando el fuego con fuego? Terminas por quemarlo todo”, aseguró el legislador durante el debate.
Gallagher hacía referencia a las propias palabras empleadas por el gobernador Gavin Newsom. Este, uno de los principales críticos de Trump, prometió usar fuego contra el fuego si es que Texas seguía adelante. La belicosa respuesta se ha traducido en nuevas simpatías en un momento en el que el Partido Demócrata busca un norte claro para lidiar contra la Administración Trump. The New York Times asegura que la estrategia ha disparado los donativos de los simpatizantes demócratas, quienes han enviado en solo una semana unos 6,2 millones de dólares al mandatario californiano, quien ha mostrado interés en participar en las presidenciales de 2028.
De aprobarse en noviembre, los nuevos mapas alterarían los distritos para hacer más viable el triunfo de candidatos demócratas en cinco regiones actualmente en menos de los republicanos. El Primer Distrito, por ejemplo, sería partido en dos para incluir zonas metropolitanas en lo que antes era un territorio rural profundamente conservador del norte y cercano a la frontera con Nevada. El cambio pondría cuesta arriba las cosas para su actual representante, Doug LaMalfa, quien lleva 12 años en el cargo.
Los planes también permitirán que muchos votantes progresistas de las afueras de Sacramento, la capital del Estado, voten en el Tercer Distrito legislativo, lo que diluirá la base de votantes del congresista Kevin Kiley. Los nuevos mapas también podrían hacer más holgadas las victorias demócratas en algunas zonas en las que los republicanos han recortado distancias y apretado los resultados. Es el caso del 9° y el 13°, que fue el año pasado el más cerrado del país, pues el congresista Adam Gray lo ganó por menos de 200 votos.
Los republicanos tienen una ligera ventaja en la Cámara de Representantes. Cuentan con 219 legisladores frente a 212 de la oposición. Los representantes republicanos de Texas ocupan 25 de los 38 distritos electorales del Estado. En California, los demócratas tienen 43 de los 52 congresistas.
Algunos analistas creen que la jugada puede salir mal a los demócratas. Varios Estados republicanos han puesto en marcha planes para seguir los pasos de Texas y así convertir algunos distritos azules en rojos. Florida, Ohio, Indiana y Misuri ya han comenzado a debatir sus planes. Esto podría llevar a los conservadores a ganar hasta ocho nuevos escaños. De momento, California es el único bastión progresista que ha cumplido su amenaza. Nueva York ha sugerido sumarse a la guerra del gerrymandering, pero no lo ha hecho por ahora.
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