Este contenido fue hecho con la asistencia de una inteligencia artificial y contó con la revisión del editor/periodista.
La aparición de los primeros personajes que irrumpieron por la puerta grande al mundo de la ficción sucedió en la prehistoria de la humanidad. Por consiguiente, hay que referirse de manera específica a un hecho del que hay pruebas: la Epopeya de Gilgamesh, que se considera una de las obras literarias más antiguas, donde no solo hay personajes de ficción, también hay diálogos bien elaborados, que se dan en la interacción de los personajes.La Epopeya de Gilgamesh fue escrita, en su forma más conocida, en acadio, que no solo era la lengua de Acad, un antiguo reino de Mesopotamia, sino la lengua escrita más antigua registrada en el mundo semítico, que se hablaba en Mesopotamia, especialmente por los asirios y babilonios; y que incluye también el hebreo, el arameo y el árabe.
¿Y qué se conoce del antiguo Imperio Acadio? Su fundación y apogeo se debe a Sargón de Acad, primer rey del Imperio acadio entre 2335 a. C. y 2279 a. C. El hecho de que se oficializara el acadio como lengua oficial tuvo un impacto importante en la escritura y conservación de la Epopeya de Gilgamesh, escrita en dicha lengua.
En acadio, además, se encontraron otros documentos grabados en tablillas de arcilla, alrededor del siglo XII a. C. Sin embargo, los orígenes se remontan a poemas sumerios más antiguos, algunos de los cuales datan de alrededor del 2150 antes de Cristo. La versión de mayor difusión de la Epopeya de Gilgamesh corresponde a la compilada por Sin-leqi-unnini, y se considera la más completa, ya que este conjunto de poemas tiene como apoyo tradiciones orales y escritos de la época.El aporte fundamental de la Epopeya de Gilgamesh — luego de múltiples traducciones a distintas lenguas — radica, principalmente, en los primeros personajes conocidos de la literatura; y segundo, por el uso del diálogo entre los personajes (Gilgamesh, Enkidu, Shamhat, dioses, como Shamash, Ishtar y Ea, Anu y Enlil, sin olvidar un singular entramado de personajes secundarios) como recurso que hereda la literatura contemporánea. En tal sentido, no sería descabellado si tomamos este conjunto de poemas antiguos como uno de los pilares de apoyo de la literatura moderna para trabajar personajes de ficción.
Un escritor, a través de un conjunto de distintas herencias, donde incluyo los poemas de Gilgamesh, se define por ciertas preferencias personales y de trabajo, a la hora de escribir un cuento o novela.
Yo prefiero involucrarme y trabajar con personajes femeninos. No me complico construyendo personajes masculinos. ¿Por qué? Por una sencilla razón, cuando se trata de un narrador que cuenta y escribe, ya es común que los lectores tiendan a identificar al personaje masculino con el autor, con el escritor, con el narrador. En ese orden yo trato de romper de entrada, ese ciclo. ¿Y de qué forma lo hago? Tengo a mano una fórmula mágica e infalible. Sencillamente pongo sobre la mesa de trabajo qué historias quiero contar y de inmediato establezco una diferencia entre quién escribe y la característica de los personajes.
En correspondencia a lo que digo tengo muchos cuentos donde abundan los personajes femeninos. Se trata de una elección muy personal, ya que, de buenas a primeras, todavía no tenemos conciencia de las fronteras. No logramos hacer la distancia. Y cuando se trata de los lectores, vemos que no consiguen hacer la distancia entre el escritor y los personajes que pueblan los cuentos que están en los libros.
¿Y qué ocurre? Me sucede de manera muy recurrente que cuando converso con otros escritores o participo en conferencias con estudiantes de nivel medio o universitarios, me preguntan, refiriéndose a un personaje mío si Ricardo Valdivia soy yo. O si a través de él filtro algunas características o situaciones autobiográficas. Yo les digo que no, que Ricardo Valdivia y todos los personajes que lo acompañan son fruto de la imaginación o de la necesidad del texto para un personaje tópico en un momento determinado.El desafío consiste en construir el personaje, y hacerlo de tal forma, que pueda, incluso, motivar al lector a pensar, en un momento determinado, de ese personaje que se trata del propio autor. ¿Por qué? Porque hay que darle vida, y darle vida significa que tenga cuerpo, con un rostro creíble, insuflarle emociones, sensaciones y, sobre todo, darle misterio, porque un personaje sin misterio, son un arcón de secretos, como acontece en la vida real, no es un personaje, no se parece a una persona, ya que un personaje es una persona llevada a la ficción, a otra realidad, a un mundo, a un universo alterno a la vida, pero sin perder de vista que los universos alternos a la vida siempre son parte de la vida, nunca son universos ajenos a la vida, incluso, tiene cierta colindancia con el propio autor.
Agregar Comentario