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Cádiz (1973) Redactor y editor enfocado en tecnología. Escribe profesionalmente desde 2017 para medios y blogs en español.
Imagina entrar en un estudio y hallar 40 iPhone alineados, suspendidos o montados sobre trípodes, apuntando en todas direcciones. No hay cámaras de cine tradicionales, ni focos enormes, pero el ambiente es pura magia audiovisual. Así comenzó la filmación del último videoclip de la banda japonesa Kroi, que decidió convertir el smartphone de Apple en el protagonista técnico de su proyecto. Y con esta idea central abordaron la grabación de su sencillo Method.
El equipo no solo tuvo que coordinar a los músicos, sino también a cada uno de los iPhone. Cada dispositivo estaba programado para grabar un plano específico, con un encuadre y movimiento concretos. Mientras la música sonaba a todo volumen, los teléfonos, todos modelos iPhone 16 Pro, captaban desde planos generales que mostraban la energía de la banda hasta los detalles más interesantes. Pero lo mejor es que veas cuál ha sido el resultado final, verlo es creerlo.
La sincronización fue clave, cualquier retraso o error de posición podía romper la fluidez del montaje. Tanto los técnicos como los asistentes se movían como si fueran parte de la coreografía, ajustando soportes, revisando la batería y asegurándose de que todos los iPhone grabasen a la máxima calidad posible.
Incluso el jefe de marketing de Apple, Greg Joswiak, se hizo eco en la red social X de esta grabación, compartiendo algunos de los momentos de trabajo de esta banda nipona.
Cuando las grabaciones llegaron a su fin, llegó el turno de la tediosa tarea de edición. El reto no fue poca cosa, ya que consistía en ordenar y unir decenas de secuencias procedentes de distintos ángulos para construir un videoclip coherente y visualmente potente. El resultado final es una explosión de ritmo y color en la que cada cambio de plano aporta frescura, como si el espectador estuviera dentro de la sala con la banda.
El éxito del proyecto de la banda japonesa confirma que los dispositivos móviles han dejado de ser un recurso secundario para convertirse en cámaras con las que se pueden abordar tareas complejas. No es para menos, ya que la creciente calidad de imagen, la ligereza y la facilidad de uso abren un inmenso abanico de posibilidades creativas. Y si 40 iPhone pueden coordinarse para dar vida a un videoclip de impacto mundial, tal vez el siguiente paso sea seguir viendo cómo producciones de cine adoptan este formato de manera cada vez más común.