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La calidad del mobiliario escolar es crucial para los alumnos, impactando directamente su bienestar, concentración y participación activa en el aprendizaje.
Entre los grandes retos del sistema educativo público del país, se encuentra la falta de inversión en mobiliario escolar, según el reciente estudio del Observatorio Educativo de la Asociación Dominicana de Profesores (ADP). El estado de las butacas y los recursos pedagógicos en los centros educativos públicos revela importantes carencias y condiciones de deterioro que afectan la calidad de la enseñanza-aprendizaje.
En cuanto al mobiliario escolar, especialmente las butacas, se observa que más de la mitad de los centros educativos, aproximadamente el 51 %, tienen un déficit en la cantidad necesaria para atender a la población estudiantil en las aulas.
De estos centros, el 48.50 % requiere la incorporación de unas 50 butacas adicionales para cubrir las necesidades básicas de asientos.
Mientras que el 31.95 % necesita entre 50 y 100 butacas nuevas, evidenciando una demanda moderada de recursos para optimizar la capacidad de las aulas.
Asimismo, un 19.55 % de estos centros precisa entre 100 y 200 butacas adicionales, señalando una necesidad considerable de renovación y ampliación del mobiliario.
“Estos datos reflejan que la escasez de mobiliario, no solo limita la cantidad de alumnos que pueden ser atendidos de manera cómoda y digna, sino que también muestra desigualdades en la distribución de recursos a nivel institucional”, señala la información recopilada por la ADP.
Ante esto, Eduardo Hidalgo, presidente de la ADP, subrayó la urgencia de que las autoridades competentes establezcan políticas públicas para asegurar que todas las escuelas estatales dispongan de estos recursos, a fin de que los estudiantes, al igual que el personal docente, desempeñen sus funciones eficientemente.
Considera importante ampliar las partidas presupuestarias de los programas, destinadas al mantenimiento y renovación del mobiliario, equipos y materiales para el buen funcionamiento en favor del aprendizaje de los estudiantes.
Explicó que en muchos centros educativos operan varias escuelas en un mismo local, es decir, se ofrecen clases en las tandas matutinas, vespertinas y nocturnas, y al mismo tiempo, se imparten clases sabatinas y dominicales, como parte de la Educación Secundaria de Personas Jóvenes y Adultas (Prepara).
“Esas butacas se utilizarían entre cinco y siete días de manera intensiva y, al no existir una estrategia de mantenimiento continuo, al finalizar el ciclo escolar lo que tenemos son pérdidas de butacas”, destacó.
Reiteró que el sistema educativo tiene un déficit de butacas, pero también de escritorios y sillas para que los docentes puedan realizar una labor meritoria.
“Lo que prácticamente este estudio revela es que, en muchas ocasiones, los maestros deben utilizar una de esas butacas destinadas a los alumnos, porque no tienen otra opción”, enfatizó Hidalgo.
Continuar el seguimiento
Para el presidente de la ADP, la calidad del mobiliario escolar es vital para impulsar mejoras en este aspecto clave de la educación.
“Comprometerse a que los estudiantes tengan un mobiliario adecuado, no solo contribuye a su bienestar físico, sino que también fomenta la participación y el rendimiento académico. Por ello, es esencial seguir monitoreando y actuando basándonos en estos datos, para asegurar un entorno escolar óptimo para todos nuestros estudiantes”.
El estudio revela que, al cierre del pasado curso escolar, el 61.79 % de las escuelas no cuentan con pizarras digitales, consideradas herramientas importantes para la integración de tecnologías de la información y comunicación (TICs) en la enseñanza, necesarias para mejorar el compromiso y el rendimiento de los estudiantes en la era digital.
Además, el 38.59 % de las instituciones educativas no dispone de computadoras, limitando así la posibilidad de desarrollar competencias digitales esenciales en el contexto educativo actual.
De igual manera, cerca del 27.76 % de los escritorios presentan condiciones deficientes, dificultando las actividades de aprendizaje y generando un ambiente poco propicio para el estudio.
Estos hallazgos evidencian que, a pesar de los esfuerzos realizados, persisten importantes desafíos en la infraestructura y el equipamiento de los centros educativos públicos, aspectos que son fundamentales para promover entornos de aprendizaje inclusivos, seguros y propicios para el desarrollo integral de los estudiantes.
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