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París. — El deceso del streamer Raphaël Graven, alias Jean Pormanove, en plena transmisión en vivo en la plataforma Kick ha sacudido a Francia y ha vuelto a poner sobre la mesa el debate sobre la ausencia de controles en los contenidos en línea.
El influencer, de 46 años y exmilitar, contaba con cientos de miles de seguidores en TikTok y Twitch.
Su estilo consistía en protagonizar videos donde era objeto de humillaciones y maltratos por otros influencers, transformados en un espectáculo para miles de personas.
La última transmisión, que duró 289 horas, concluyó con su muerte mientras dormía, la noche del lunes en un local de Contes, cerca de Niza.
Los dos presuntos agresores ya habían sido interrogados en enero, luego de acusaciones por incitación al odio, violencia y difusión de imágenes de actos delictivos.
La ministra delegada de Asuntos Digitales, Clara Chappaz, tildó el caso de un “horror absoluto” y enfatizó que la responsabilidad de las plataformas en la difusión de contenidos ilegales “no es una opción, es la ley”.
La autoridad reguladora Arcom también está investigando, en medio de críticas por no haber actuado antes ante las denuncias contra Kick, plataforma australiana creada en 2022 para competir con Twitch y conocida por su moderación más relajada.
Kick, que ya bloqueó a los involucrados, lamentó el fallecimiento y se comprometió a revisar sus contenidos en francés, aunque sus normas internas sobre violencia y sexo han sido señaladas como ambiguas.
El caso ha desatado una ola de reacciones en las redes sociales y plantea interrogantes sobre el rol de plataformas que permiten la difusión de violencia extrema en directo, ante una audiencia masiva: en la última noche, más de 10.000 personas seguían la transmisión.
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