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Washington, D.C. — Un reporte de la oficina del senador demócrata Jon Ossoff ha revelado más de 500 quejas consideradas fidedignas sobre abusos a los derechos humanos en centros de detención para inmigrantes en EE. UU.
El informe pone de manifiesto muertes bajo custodia, agresiones físicas y sexuales, y malos tratos hacia mujeres embarazadas y menores, una situación que, según la investigación, se ha incrementado desde que Donald Trump volvió al poder.
El reporte, publicado a fines de julio, documenta 41 quejas creíbles de agresiones físicas y sexuales, con referencias a llamadas de emergencia al 911 desde centros de detención en Adelanto (California) y el sur de Texas por agresiones sexuales.
El informe también narra casos de inmigrantes golpeados por personal de seguridad, y un incidente en el que guardias emplearon granadas “flash-bang” contra detenidos que protestaban.
La investigación detalla 14 informes fidedignos sobre el maltrato a mujeres embarazadas, a quienes se les ha negado atención médica urgente.
El caso más impactante es el de una mujer que, tras sangrar durante varios días, fue trasladada a un hospital y, según su pareja, se la dejó sola en una habitación para que abortara, sin asistencia médica, durante más de 24 horas.
También se identificaron 18 informes de maltrato a menores, incluidos ciudadanos estadounidenses. El reporte relata la historia de una niña con graves problemas de salud a la que un guardia de la CBP (Oficina de Aduanas y Protección Fronteriza) le negó atención médica, y otro caso de un niño con cáncer que fue deportado sin acceso a tratamiento.
En respuesta al informe, la secretaria adjunta del Departamento de Seguridad Nacional (DHS), Tricia McLaughlin, negó las acusaciones y las tildó de “falsas”. Aseguró que los detenidos reciben atención médica, comidas apropiadas y acceso a abogados.
No obstante, el senador Ossoff ha enviado cartas a diversas agencias federales solicitando más información y ha indicado que continuará con su investigación pese a las limitaciones de acceso a los centros de detención.
La situación se suma a otras denuncias. La congresista de Florida Debbie Wasserman Schultz, tras una visita a un centro de detención, comparó las condiciones con las de un “campo de concentración”, denunciando la falta de alimentos, atención médica y el calor asfixiante.
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