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Iban García: “En mi pueblo se burlaban, pero ahora gano, como mínimo, diez mil euros mensuales”

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Iban García (Azkoitia, 1999) es uno de los 'influencers' guipuzcoanos más destacados de la última década, pese a su juventud.

Este contenido fue hecho con la asistencia de una inteligencia artificial y contó con la revisión del editor/periodista.

Iban García (Azkoitia, 1999) es uno de los ‘influencers’ guipuzcoanos más destacados de la última década, pese a su juventud. Lo que empezó como un “experimento” entre las cuatro paredes de su casa, siempre respaldado por su mediática madre, Maite Azpiazu, ha pasado a ser “la profesión de su vida”. Con una facilidad de comunicación y atracción innata, hoy en día el popular creador de contenido en plataformas como Tik Tok, Instagram o Youtube, también se ha convertido en uno de los rostros más habituales al frente de espacios como ‘Los Vecinos de la Casa de al Lado’ en Mediaset España.

– Vaya expectación habéis creado los dos en la playa de La Concha…

– Iban García: La verdad es que me encanta el cariño de la gente. El 99% de mi comunidad es maravillosa. Aunque muchos piensen lo contrario, es una profesión muy sacrificada en la que me expongo, intento ser totalmente auténtico, natural, cercano… y en la que invierto muchas horas. Más allá de lo económico, el amor de la gente es mi premio y aunque vivo desde hace cuatro años en Madrid, no dejo pasar la oportunidad de escaparme a mi tierra para estar con mi gente, con mi familia y con esos seguidores que tanto amor me demuestran.

– Maite Azpiazu: Estoy súper orgullosa de pasear por la calle con él y que le paren, me paren, nos paren. No hay nada que me guste más que comunicar e interactuar en los vídeos que realiza mi hijo mostrando esa espontaneidad. Es una forma de sacar todo lo que llevo dentro. Estoy un poco loca sí, lo reconozco, pero eso no es nada malo. Iban ha heredado mi carácter extrovertido y dicharachero.

– Iban, tu comunidad es inmensa.

– Sí, en Tik Tok aglutino tres millones de seguidores, en Instagram 662.000 y en Youtube más de 300.000 suscriptores. Soy consciente del impacto que genero.

– Eres una persona que no pasa desapercibida y que generarás amores y… ¿Odios? ¿Recibes mucho ‘hate’?

– Recibirlo sí lo hay, no te voy a engañar. Y aunque voy a terapia y llevo desde hace catorce años exponiéndome en público, cuando la gente quiere hacerme daño, últimamente reconozco que lo consigue. Yo sé que lo hacen desde la envidia, soy consciente de que se comportan así porque no están a gusto con su vida o con lo que tienen y que su única forma de evadirse es criticando a terceros, en este caso a mí, pero a veces duele. Basta que tenga un mensaje hiriente entre quinientos para que ese sea el que me revuelva. No es fácil, sobre todo en momentos en los que me encuentro más cansado o vulnerable. Es una tendencia natural de cualquier ser humano.

– Maite… ¿Cómo llevas cuando lees las críticas dirigidas a tu hijo?

– Ni bien ni mal. No tiene que hacer caso a nadie. Le he enseñado a que debe ser libre, auténtico, cercano, feliz… Ser diferente no es malo, todo lo contrario.

– A pesar de tus 25 años, casi 26, tu carrera de ‘influencer’ está súper consolidada porque empezaste en el año 2011 cuando este mundo apenas florecía…

– I.G.: Sí, tenía once años cuando empecé a coquetear con todo este universo de las redes sociales y esta profesión me ha ayudado a encontrar mi verdadero “yo”. Arranqué con un canal en Youtube. Todavía recuerdo que llegué a abrir y a cerrar cuatro veces mi perfil porque se reían de mí en el pueblo (Azkoitia). Lo que hoy en día se conoce como ‘haters’ los sufrí yo en mis inicios con mis propios vecinos, con la gente conocida.

– M.A.: A mí, que colaboraba e intentaba ayudar a mi hijo en sus vídeos porque tenía once años y estaba intentando buscar su propio camino en la vida, amigas mías me llegaron a decir que se reía de mí o que Iban era un ‘friki’. Yo, que regentaba una peluquería masculina en Azkoitia, llegué a perder la mitad de mis clientes como consecuencia de nuestra exposición en toda esta historia de las redes sociales.

– ¿Y qué hiciste Maite?

– M.A.: Lo he tenido siempre muy claro: él no pertenecía a un grupo definido, no le gustaba lo mismo que al resto, confié en él y le pedí que siguiera su propio camino, que sacara lo que tenía en su interior. Y no le ha ido nada mal. Quien ríe último, ríe mejor.

– I.G.: Hoy en día, los mismos que me criticaban, no sé si me admiran, pero desde luego respetan mi trabajo.

– Porque… ¡Vaya pelotazo diste como ‘influencer’ creando contenido propio, editando vídeos diferentes y trabajando, incluso, para terceros!

– Ha sido a base de mucho trabajo y sacrificio. Me costó cinco años empezar a despegar y a monetizar mi trabajo. Estuve pico y pala hasta que lo conseguí. Trabajar con algunas de las firmas y eventos más importantes del país es una pasada. La posibilidad de vivir en Madrid y construir un presente y un futuro es un sueño.

– Ni que fuera yo Broncano, pero… ¿Cuánto ganas de media al mes?

– No me gusta hablar de cifras (se ríe). Reconozco que mucho. Hay veces que más, otras que menos, pero no te voy a mentir: facturo a partir de cinco cifras cada mes.

– Te lo pregunto para que nuestros lectores valoren la relevancia y el impacto del denominado ‘marketing de influencers’. No es baladí…

– No quiero dar una cifra concreta para que nadie se escandalice. Mínimo 10.000 euros al mes, pero a base de perseverancia, constancia y con una esencia que me diferencia del resto. Es un trabajo 24/7 los 365 días del año. Pero yo estoy dispuesto a hacerlo porque me apasiona. Hoy he aterrizado en Bilbao, he venido a esta entrevista a Donostia, vuelta a la capital vizcaína para grabar una promoción y por la noche terminaré durmiendo en Azkoitia. Es una locura.

– Y en este mundo de aparentar… ¿Eres caprichoso Iban?

– No me privo de nada, pero no soy de lujos, ni marquista. Soy feliz comiendo arroz integral o una tortilla de patata hecha por la ama en la playa.

– ¿En qué te gustaría invertir el fruto de tu trabajo?

– I.G.: En una casa en San Sebastián con piscina, gimnasio, bidegorri… (se ríe). No hace falta que sea en primera línea de playa. Tengo los pies en la tierra. Es la ilusión de mi vida, de muchos guipuzcoanos supongo, y te prometo que antes de que finalice el año yo estaré empadronado en esta maravillosa ciudad. Me planteé hacerlo en Madrid, pero mi madre me lo quitó de la cabeza.

M.A.: Y yo se la cuidaré. Ya verás cuando algunos y algunas se enteren… (se ríe).

– ¡Gracias a los dos!

– A vosotros. Cuando nos mudemos lo anunciaremos aquí, en El Diario Vasco.

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